LUCES EN LA OSCURIDAD
Publicado en Dec 05, 2014
Bajé las escaleras agotado y con la corbata desabrochada, después de una noche entre hienas huidizas y rostros insaciables.
Para entonces había sacrificado el proyecto aun no habiéndome posicionado, ofrecía constantes esperanzas a fin de quedarme tranquilo y escapar de aquel tormento. Llegué al sótano, y me sobresalté al ver la puerta del coche abierta, me detuve y estudié el terreno para acercarme sin ser visto. Deje el maletín detrás de una columna, y agachado describí un arco rodeando el objetivo. El coche se movía de arriba abajo dando ligeros botes, haciendo crujir el chasis del bmw. Reconocí entonces los gemidos ahogados de la asistenta acompasando las sacudidas violentas del controlador del parking Mi pulso aceleró el instante lleno de rabia e incredulidad, me incorporé de un salto y abrí la puerta trasera En el coche no había nadie, y un sobre en blanco se balanceaba al borde del asiento. Lo cogí y en su interior la cara de alguien muy parecido a mí, aunque sin ser yo, sonreía mezquinamente. A pie de página, una nota subrayada decía: La otra noche estuve aquí, no me hiciste caso, Esta vez has accedido a encontrarme Libérame ahora para no hallarme en el ocaso Sentirás mi aliento al prenderte e iluminarme (¿Qué sinsentido era ése?) No le di demasiada importancia, y achaqué el suceso a algún empleado ansioso por poner a prueba los límites de la reunión, y de cambiar su asquerosa rutina Arranqué el coche y me detuve ante la barrera, pasé la tarjeta por el lector pero no respondía, así que me introduje a hurtadillas en la cabina. Había papeles desordenados encima de la mesa y restos de comida. Retiré los desperdicios para ver el control de mandos, en ese momento guardé la respiración al comprobar la cara de la nota, El gesto era prácticamente idéntico, con alguna salvedad. Revisé cada hueco del habitáculo hasta dar con un botón verde, lo pulsé y la barrera se alzó lentamente dejando libre el paso. Me dirigía de nuevo al coche cuando las luces del parking se apagaron, a excepción de las señales que indicaban las salidas de emergencia. Un desagradable chisporroteo provenía de a cabina, los dos monitores de las cámaras seguían encendidos y la pantalla estaba pixelada. El monitor de la izquierda se ennegreció y mostró la difusa imagen de una figura dentro del parking, me acerqué más y vi que apremiaba sus pasos hacia la cabina. Tensé mis músculos para defenderme del ataque, cuando se apagaron los dos monitores y la oscuridad se hizo absoluta El silencio era insoportable y podía escuchar mi respiración antes de manifestarse, el sudor borboteaba en mi frente. Pasaron interminables minutos hasta que me decidí a entrar en el coche y salir. Di el contacto y giré la ruleta. Las luces de posición mostraban mi cuerpo inerte en el suelo.
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Enrique Gonzlez Matas
BIEN EXPRESADO, AMIGO JAVIER.
UN GRAN ABRAZO.
javier castillo esteban
UN SALUDO