Entre Barrotes
Publicado en Jan 03, 2015
Era rebelde, con o sin causa. Aún sigo siéndolo, siempre que crea que existen motivos aparentes.
No creo en las normas porque sí, ni las prohibiciones baratas. No me gusta dar la razón, si pienso que esta es inexistente, y si ese es mi delito, aquí se hallan mis muñecas, para que planten los grilletes. Encantada cumpliré mi condena si la ocasión lo merece. Nunca quité la razón a mis jueces, si la ley había infringido, y cumplí mis penas y castigos, hasta el último de los días, y a los guardas que cerraban mis rejas, con rabia reemprendía y nunca me callaba, aunque más tarde con látigos me atizaran. Esos fueron mis faltas, mis crímenes infringidos… siempre tirando de la manta, yendo a contracorriente, aún así era responsable, y otros presos nunca consiguieron que a ellos me afianzara, ni cometiera crímenes aún más crueles. Siempre siendo la oveja negra, lo peor que nadie haya conocido, a veces, entre mis rejas, pensaba en terminar con la agonía de mis días, pues cumplir con la ley se me hacía mayor tortura que las ideas suicidas. Mil errores cometí, perdón por ellos he pedido mil y una veces, más la maldad en mis actos era totalmente inexistente… aunque dolor causara, mis intenciones eran valientes, mis valores anárquicos, mi sangre roja, viva y fuerte. Aún así, no me subestimes, no me infravalores, aún rebelde, siempre fui muy inteligente, y saldré del cuarto de aislamiento, obtendré libertad condicional y crearé mi harén, sin reyes , ni presos, ni esclavos, dejando al fin, mi mente libre de jueces que me sentencien.
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