Me pierde tu mirada.
Me encuentro nerviosa con el peso de tus ojos fijos en mi persona.
Analizas cada gesto, cada sonrisa, cada palabra que logra soltar mi boca,
Y aunque suelo ser decidida, esa forma de mirarme me ruboriza,
Y juego con mis manos, con el filo de mi copa que me va aliviando con pequeños tragos.
Y te miro y pienso, ¿Qué hacemos aquí sentados?
Si lo que realmente me apetece es arrancarte la ropa, morderte y hacerte el amor en los lavabos.
Vuelve, aún estamos cenando, no dejes que tu mente se disperse con perversas escenas de sexo desenfrenado.
Y ahí estamos, hablando, de lo que cada uno hace a diario, de idas y venidas, de aventuras, de noches, trabajos y sueños…. Lo que deseo es robarte las esposas y atarte a la cama, para ser la dueña de tu ser y la diosa nocturna que te haga viajar al cielo y estallar de locura bajo las sacudidas de mi cuerpo.
Obnubilas mi mente, solo puedo pensar en tu lengua y tus labios explorándome bajo la tenue luz de tu cuarto, de tus dedos erizándome la piel tras su recorrido, de hacerte vibrar con mi cuerpo perdido entregado al deseo que me despiertas, quiero volverte loco, escuchar tus gemidos ansiosos, notar tu excitación, ver tus ojos inquietantes en blanco, volar en un millón de orgasmos…. Viaje a la locura con billete de retorno descansando extasiada entre tus brazos.