LA FOTOGRAFIA O LA VIDA
Publicado en Jan 14, 2015
Me gustaría ahondar sobre la particular actuación de los millones de fotógrafos al salir de casa Es curioso, pero pese ser más accesible que nunca viajar, cuando lo hacemos, vemos menos. Vemos más fotografías eso sí, siempre en compañía de traseros hediondos arrebujados en los asientos de cafeterías, revisando con avidez la enorme galería de fotos de nuestros teléfono, pero no percibimos las motas de vida flotando a nuestro alrededor El primer contacto con esta deleznable realidad se produjo en París. Visitábamos el Louvre, y por supuesto nadie se quería peder la mirada inquisitiva y persecutoria de la Gioconda . A mí en sí el cuadro me pareció discretito y seguramente le saqué muy poco jugo con respecto a los estudiantes de arte, que hablaban con entusiasmo de lo aprendido en el colegio. Lo que sí me llamó poderosamente la atención, fue el semicírculo formado por varias filas de soldados dispuestos a burlar la atención de 4 guardias jurados que escoltaban la obra de arte. Cada flash era una pantomima, supongo que ideada con el fin de mitificar más si cabe a la mona lisa, puesto que si la fotografía procedía del flanco derecho, los 8 ojos emprendían marcha en esa dirección para sustraer la imagen del cuadro mientras que daban un generoso margen al resto de unidades que acribillábamos a la pobre mona lisa. No entiendo cómo esa figura oblonga no destila más sangre que belleza a estas alturas. En cualquier caso, y sin desviarme del tema, recordé en ese instante después de contemplar durante más de un minuto a aquella mujer, las palabras de un profesor indignado que criticaba la falta de conexión con la realidad, y el poco sabor de una experiencia digital, más que vivida. Cuánta razón tenía!, pero desde entonces han pasado unos cuantos años y el futuro que ahora es presente no es más halagüeño, después de lo visto en la cabalgata de reyes. Estaba apostado en la pared contabilizando el desfile de carrozas chabacanas, o eso me pareció desde un perspectiva en las antípodas de los cientos de rostros embelesados por la ilusión, cuando una mujer que no alcanzaría los 30 años se introdujo a empujones entre la marea. No le importó en absoluto situarse en primera fila con su novio como guardaespaldas eclipsando la salida de los reyes a las abuelas allí congregadas con sus nietos, pero lo más ridículo y espantoso, al margen de la imagen de la jirafa que tenía por novio avergonzado al no dejar ver a las filas traseras , fue verle como una descosida sacar fotos sin remedio, unas 50 en la misma posición calculo. Después del boock , se marchó igual que había venido. La aglomeración se fue dispersando y antes de llegar al coche, en el inicio de la cabalgata una chaval, también muy joven, ensalzó el móvil como el mismísimo excalibur, y comenzó a soltar espadazos ignorante de estar dirigiendo sus embates a la noche estrellada en vez de al suelo
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Mara Vallejo D.-
Un buen artículo que no debe pasar de largo, sin antes haberle leído.
Interesante!
Abrazos