Cada cual tiene su propio tiempo,
su propia razón de existir,
sus propios proyectos y fracasos;
y cuando amanece
no es igual la luz para todos,
ni la noche cubre
las mismas inquietudes y temores.
Tu sentimiento de amor es tuyo,
tu desgarro ante el dolor, irreemplazable;
tu realidad vital es, ciertamente, tuya,
y tu sentir agónico es tu temblor
más íntimo y profundo,
pero, aún así, como no vives sólo,
tus horas de amargura,
tus fracasos, tus sueños y alegrías 
pueden conmovernos
y despertar nuestras sonrisas
o nuestras propias lágrimas,
porque eres alma, quieras o no,
en el alma de otros muchos.
                                                      E.G.M