Tenía, y tengo, esta necesidad de intentar darme una explicación a todas estas ironías que ocurrían en lo que llamamos vida. Tenía que plasmar en algo perdurable lo que pensaba, porque las palabras se borran de nuestras cabezas, y de las cabezas de los otros... o en todo caso, se transforman en otra cosa, en otra idea. Van mutando hasta una idea mundana de lo originalmente pensado. Sólo hay que ver con lo que pasó con la religión, que convierten a hombres normales en dioses.
Por suerte ahora es más fácil que nunca escribir. Y más importante, no perder los textos. El internet, las computadoras, tabletas, cuadernos, lápices, imprentas... todo esto es como si se hubiera inventado para no perder nuestro pensamiento... para recordarnos constantemente nuestra esencia como humanos. Y mejor todavía, recordarnos que cada uno de nosotros tiene un pensamiento propio, y es humano a su manera.
Otra razón es porque estoy seguro que las máquinas pronto intentarán crear lo único que les falta... creatividad. Dibujos, películas y libros, hechos por máquinas. Y con el tiempo, te apuesto que serán mejor que las humanas. Pero hasta entonces, estoy seguro también que las máquinas serán más humanas que los humanos.
¿Y si no escribiera?
¿Estaría acaso siendo cómplice de la destrucción de la cultura humana como la conocemos ante las máquinas? ¿Importaría a alguien? ¿Me importaría a mi?
Al parecer, luego de bastante tiempo de pensarlo me doy cuenta que es algo que está integrado en mi cabeza... lo cuál hace al escribir dependiente de mi autoestima.
Bueno, de algo estoy seguro. No quiero ser olvidado.