La cascada del deseo
Publicado en Feb 24, 2015
La cascada del deseo
La cascada chorrea entre los peñascos, Y al caer en el arroyo, en las aguas diáfanas, Irrumpe el espacio, con la brisa escarchada, Esparciéndose, dejándose sentir, impregnándote la piel, Esas minúsculas gotas, cautivando tantos deseos. Así, al ser amada, lo siente en las venas, La sangre yendo y viniendo, estimulada y los torbellinos, En el vientre ávido de ser rozado, por la corriente Del frenesí, los senos, siendo la fuente de aguamiel. Que enardecen como dos, farallones bajo el reluciente atardecer, Tu cuerpo y aliento llenos del céfiro, acariciándote, Sientes alcanzar el cielo y tocar las estrellas que caen junto a ti, Centellando brillos al experimentar un inexplicable éxtasis. Dejante ensimismada en el gloria de los besos, El abrazo del día, los agasajos del aire, que consigo trae la brisa, Te apresa un mutismo halagador del sueño y te adormeces, Relajada casi sin considerar tu existencia.
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