La altanera de la muerte
Publicado en Sep 14, 2009
Las lagañas ya cubren mis ojos
y voy con mi flebitis al lavabo. La edad me pesa como piedra de molino y quiere volverme calavera. El tiempo ha escalado mis arterias y espacios. Por añadidura, mi cara es vampirezca. Está llena de arrugas y rendijas pero me reanima el fuerte canto del gallo y el color titilante del azogue. Mi tronco ya casi no se dobla ni un ápice pero mi mente se va por sus rendijas y dísfruta de días maravillosos en que todo tenía mi dislexia y todo se llenaba del inguinal furor solar. Recuerdo mi caminar holgado y mi osadía cuadrada y a galope. Recuerdo las piernas bellas que palpé y los apaleos que recibí en las asambleas de bellacos. Iba a pasos de pistón, pisaba seguro. En un ambiente fatuo y a veces, delicado. Bailaba yo en las pistas con crudeza. Me repartía en la hechura del estanque. Siempre cambiaba el dial de la radio buscando musicalidades más amenas. Mi voz era de otro pleistoceno y desataba corpiños a granel. Era yo un tanto frívolo y trémulo y amanecía en pechos ecuatoriales. Besé a las mujeres hasta sus sedimentos. Las llenaba de amores y decires. Ahora soy sólo un despojo en el tiempo. Un telón caído en el fondo de una cama. Me podan las espuelas del mareo y a mis riñones los quema la arenilla: Ya pronto veré la altanería de la muerte que me envolverá de sueño y de descanso.
Página 1 / 1
|
Richard Albacete
Richard Albacete
Richard Albacete
doris melo
MAVAL
Maval
Verano Brisas