Es curioso como el amor por alguien y el desamor propio nos hacen hacer estupideces como perdonar y olvidar.
Hace unos días volvió a buscarme. Llevaba dos meses sin saber de él. Ni una sola palabra. Millones de lágrimas derramadas en silencio. Horas eternas de soledad y él... no apareció. Una carta, rogando por la verdad y él... no contestó. El juramento de no volverle a amar y a él... no le importó.
Me prometí a mí misma que no le perdonaría. Que no creería ninguna de las mentiras que me fuese a decir. Que me burlaría de él cuando me pidiera perdón.
Después de un tiempo sentí la liberación de mi pecho al probar otros labios. Sentí que por fin lo había olvidado y sonreí. Sonreí genuinamente sin la necesidad de sus palabras. Finalmente era libre...
O eso creí yo. De pronto un mensaje llega a mi celular. "Qué onda". ¿En serio? Después de dos meses de nada y sólo "Qué onda". No quería contestarle, pero sabía que habría algo tras ese saludo tan vacío. Quería saber qué iba a decir.
-Te extraño. -me dijo. - Soy un imbécil por haberte dejado ir. Te quiero. Quiero estar contigo. Por favor, créeme.
¿Cómo creerle después de todo lo que pasó? ¿Cómo creerle después del daño que me hizo? ¿Cómo perdonarlo cuando sé que lo que pide no es de corazón?
-¿Por qué hacerlo? -respondí seca.
-Sé que no merezco una segunda oportunidad, pero al menos dame la oportunidad de ganármela.
-Convénceme. -terminé la conversación.
Y como si nada hubiera pasado, las pláticas volvieron a surgir. Coqueteos, sonrías, halagos y demás detalles que me hacen suspirar.
Amo sus ojos, marrones y profundos. Llenos de secretos tan difíciles de decodificar. Amo su sonrisa, tan extrañamente bella que se curva por mis comentarios sarcásticos o al notar mis sonrojos ante sus cumplidos hacia mí. Amo sus mejillas, cubiertas con una barba de candado que lo hacen ver tan varonil y poderoso. Amo su voz, que transporta palabras amorosas en tonos graves y seductores que hipnotizan mi débil mente. Amo cada centímetro de su ser. Lo amo. Pero sé que él no me ama a mí. Sé que nunca sentirá la pasión y el deseo que yo siento hacia él. Sé que me volverá a lastimar con su ausencia y aún así... lo perdoné una última vez.