Estamos solos con nuestras decisiones, con nuestra suerte y nuestra realidad. Estamos solos con nuestros éxitos, pero más que nada estamos solos con nuestros fracasos. Estamos solos con nuestros miedos, estamos solos con nuestras penas, estamos solos con nuestras acciones. Estamos solos con nuestros pensamientos, con nuestras sonrisas y nuestro llanto. Estamos solos con nuestro optimismo y nuestro pesimismo. Estamos solos rodeados de gente… Estamos solos en un barco lleno de gente sola. Estaremos solos mientras depositemos nuestra felicidad en los demás, estaremos solos mientras creamos que nuestra salvación la trae otra persona. Estaremos solos hasta que estemos realmente convencidos de estar solos… porque solo de ese modo podremos afrontarlo. Afrontar la tan temida soledad… Dejamos de estar solos cuando descubrimos que somos nuestra mejor compañía, nuestro mejor sostén, nuestro amigo incondicional. Dejamos de estarlo cuando nos cuidamos como cuidamos a los que nos fallaron tantas veces. Estaremos solos hasta que nos topemos con un reflejo, estaremos solos hasta que nos hablemos antes de dormir. Porque la soledad es un mito… nunca estaremos solos mientras nos tengamos a nosotros mismos.