Fiesta. Mi hija me envió una postal de atrezzo. Es todo lo que se de ella desde nuestra tormentosa entrevista en Madrid, que acabó sin acabar. Como la postal es de tal naturaleza, ni una palabra de su cosecha, he dudado sin contestar o no y he optado por el no. Sus palabras de “no me haces falta absolutamente para nada”  repetida varias veces en aquella visita fatal  se impusieron al fin. No me obsesionan demasiado… ¡no sé por qué¡… quizá la constatación que percibo de mi entorno, la misma  que dice  ue soy gilipuertas por esperar algo del mundo,   y sobre todo de ella,  tengan  algo que ver con eso. Ahora, esperar lo que se dice esperar, por un misterio que se tardaria en explicar lo hago cada día cuando abro el correo.  Después de esto, pensar en ducharse, y preparar la mente para irse al super, hilvanar una comida ... es cosa de heroes. ¿o no?