“
Corre, corre. Salta. Grita. Vuelve a dormir que Deb viene por ti.”
Despierto y a mi lado hay algo que no puedo ver. Hay una voz que me levanta pero no me deja ponerme en pie. Me grita en un susurro qué debo de hacer. Hay alguien en la esquina que en verdad no está ahí. A veces me mata en las noches, burlándose de mí para en las mañanas volverme a revivir.
“
Corre, corre. Salta. Grita. Vuelve a dormir que Sofi viene por ti.”
Me levanté a media noche y lo vi otra vez ahí. Sin ojos. Sin piel. Sin rostro. Sin cuerpo. Sin estar ahí. Sostenía su reflejo, que era el mío sin serlo en sí. Me observaba mientras repetía que en verdad no estaba allí. Sus ojos negros, blancos, negros, blancos, negros me muestran cosas que no quiero ver y sangran mis caderas en silencio y me cosen la boca sin dejarme ingerir.
“
Corre, corre. Salta. Grita. Vuelve a dormir que Cat viene por ti.”
Arrancan pequeños pedacitos de piel, dejándome en marfil. El reflejo me persigue. Me jala de los pies. Me arrastra bajo la cama y en sus ojos blancos me muestra lo que soy. Me golpea con sus garras y en sus ojos negros veo lo que no soy.
“
Corre, corre. Salta. Grita. Vuelve a dormir que Sue viene por ti.”
Maritza Talavera
Siento en esta poesía, un sueño que es una pesadilla que cansa; volviéndose en un circulo vicioso, desesperante; solo dan deseos de despertar y no volverse a dormir.
Saludos
Maritza