Los cuarenta son un enigma,
Que nos perturba nuestra estima,
Al no pensar que son la plenitud de nuestra vida.
Entre la mocedad que no es eterna,
Y la vejez que nos espera.
 
Es la edad,
Que nos entrega estabilidad,
Ya que estamos en lo que somos,
Si consumamos o no sueños.
 
Más aún,  nos queda tiempo,
De plantearnos, nuevas y cortas metas,
Aquellas que nos colman de más espiritualidad,
En donde descubrimos la plena felicidad.
 
Ciento haber ascendido a la cima,
Desde aquí, puedo ver a la juventud que se desespera,
Así,  como también veo, lentamente descender,
A una vejez tierna, y resignada,  en cierta calma.