EL PAPEL DE LA MUJER EN LA CREACION
Publicado en Apr 10, 2015
Soy un firme convencido que el broche de oro de Dios en su Creación es la mujer. Pueden compartir o no este concepto, para eso existe el libre albedrío, pero yo sigo incistiendo en que ni el átomo más pequeño que conforma el cuerpo físco y el alma de una mujer quedó fuera de esa maravillosa obra. También estoy convencido que Dios no creó a la mujer para que sea un objeto, sino un sujeto. Tampoco le puso en las manos un balde y una escoba, ni le dio las llaves de la cocina y la lavandería, ni una plancha, ni le estableció a que hora debe sacar la basura: todo esto como únicas poseciones y actividades posibles. Dios hizo a la mujer más fuerte en la capacidad de soportar el dolor físico que al varón, la hizo cocreadora en su Creación porque le dio la capacidad de parir sus hijos. En síntesis, nos dejó afuera de esto a nosotros los varones, y por este motivo, pienso que nuesto inconciente masculino le tiene envidia. Por eso las hemos sometido durante siglos, tal vez en la actualidad no tanto, pero convengamos que aún existen muchas mujeres sometidas, y como si esto fuera poco, también golpeadas y asesinadas por sus parejas varones, siendo que la cultura popular nos dice que debemos protegerlas. ¿Y por qué todo esto? ¿Será que le tenemos un miedo profundo a su libertad, a su grandeza, a su fortaleza, a su inteligencia? Dios hizo a la mujer, por sobre todo, madre, pero tambien hembra, libre, compañera, amorosa, protectora, autodependiente y absolutamente igual al varón en todos los planos que se nos pueda ocurrir, e incluso en muchos campos, muy superiores a nosotros. Yo estoy a favor de la feminidad más que del feminismo, por eso, queridos congéneres varones creo que hemos sido, y somos, unos imbéciles y unos estúpidos, cuando no hemos sabido aprovechar y disfrutar cuidando al género femenino; impidiendo en muchos casos que las mujeres desarrollen todo ese potencial que Dios les ha dado. Humildemente acepto que ese potencial es mucho mayor que el nuestro. Entonces, en lugar de golpearlas fisica o emocinalmente y desear someterlas, deberíamos potenciarlas, habilitarlas y dejarlas ser de todas las formas posibles para disfrutar de sus maravillosos dones. Pero parace que no entendemos, nuestra conciencia machista viene desde hace mucho tiempo, también se generó en los orígenes milenarios de algunas religiones monoteistas como el Islamismo, el Judaismo y el Cristianismo. Me remito, para dar un ejemplo, al libro más leido en el mundo, La Biblia, que en el Libro del Éxodo, 20-17, dice: " ...."No codiciarás la casa de tu prójimo, no codiciarás a su mujer, ni a su sirviente, su buey o su burro. No codiciarás nada de lo que le pertenezca". A este versículo, muchos lo tomaron. y lo toman todavía, al pié de la letra. Les digo con todo respeto, no sean retrógrados, no se puede seguir con este principio, aunque sea inconciente, en pleno si siglo XXI. El más sencillo análisis demuestra que es fatídico. ¿En qué lugar queda hubicada la mujer en este vesículo de la Biblia?. Pues queda como una "propiedad" del varón, mezclada con los sirvientes, la casa, el burro y el buey. Me niego rotundamente a poner en práctica este concepto. No puede ser que provenga de Dios. Él no es estúpido ni discriminador como nosotros los varones. Él es omnipotente, misericordioso, omniciente y omnipresente. Lo peor de esto es, que si bien los sabios teólogos de la actualidad, los laicos y religiosos, saben que esta ley está basada en contumbres de hace cinco mil años, y que son obsoletas, hacen un guiño cómplice, permitiendo que siga influyendo subliminalmente en el conciente colectivo de muchos varones, fomentando así el machismo. Creyendo que la mujer es un "objeto" de su propiedad al que pueden manipular a su antojo, para satisfacer sus necesidades sexuales, culinarias y existenciales. Con esto concluyo. Estoy convencido que cuando un varón maltrata a una mujer, de cualquier manera, debería ser sometido a un castigo ejemplificador. Pero conciderando las leyes actuales, por lo menos en Argentina, este severo castigo no siempre se aplica como debería ser, salvo en el caso de femicidio. ¿Será por qué las leyes penales al respecto están escritas y administradas por varones? Ese mandamiento, al que acabo de referirme, es un genocidio moral y psicológico en contra del género femenino. Es imponer a la mujer una especie de "cosificación", transformándola en un símbolo y objeto solo reservado para la procreación, la servidumbre y el placer sexual del varón. No creo que Dios esté de acuerdo con esto, ni la creó con ese fin, si no, no le hubiera concedido la inteligencia, la belleza y la sencibildad que posee. Jorge Biondini Numerologo y Ciencias Metafísicas
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