Mirada
Publicado en May 02, 2015
La muchacha me mira nuevamente al otro lado de la biblioteca con aquellos ojos azules que cautivan, sus labios se curvan en una sonrisa perfecta, que me llama y me dice que me acerque a ellos. Hace dias que cruzamos miradas, sin embargo nunca pude atreverme a cruzar al otro lado de la sala para dirigirle la palabra, sin embargo presiento que hoy sera ese dia. Parpadeo, e inhalo fuerte como para darme valor, me levanto lentamente de la silla y a pasos torpes avanzo a travez de las mesas y sillas que nos separan. Al llegar junto a ella me percato de que en realidad no he pensado claramente que es lo que diria. Tal vez todas aquellas miradas no eran mas que una coincidencia, tal vez realmente no le intereso en absoluto ni se ha percatado de mi existencia. -Hola- me dice sonriente, y yo respondo a su sonrisa un poco nervioso pero definitivamente mas aliviado que antes. -Hola- le digo y me siento a su lado, mientras le pregunto sobre el libro que esta leyendo, alguna coleccion de cuentos de un artista anonimo. Pasamos toda la tarde hablando, primero de literatura para luego hablar de otras cosas como politica y filosofia a las que yo no presto absolutamente atencion porque me pierdo totalmente en su mirada, en esos ojos azules en los que siento que me puedo hundir, en los que puedo pasar una eternidad. Para mi sorpresa la conversacion no se vuelve pesada, y la charla es bastante fluida como si tuvieramos alguna especie de coneccion. Por lo que puedo ahora saber de ella tenemos practicamente los mismos gustos, tanto en literatura como en musica e incluso cine. Reuniendo todas mis fuerzas la invito a salir esta misma noche a uno de mis lugares favoritos a lo que ella ,para mi alegria, acepta. Pasa la tarde fugaz y por la noche nos encontramos en este bar que tanto me gusta, es un lugar pequeño aun asi confortable, con cierto aire bohemio. Nos acomodamos tranquilos en una pequeña mesa y ordenamos un cafe para cada uno. Mientras las tazas se vacian nosotros nos perdemos en nuestra conversacion hasta el punto que no nos percatamos que el tiempo avanza. Ya pasada la medianoche nos damos cuenta de lo tarde que es y caminamos juntos por las calles solitarias de la ciudad. Rogando que no se aparte junto fuerzas y tomo su mano a lo que ella responde entrelazando sus dedos con los mios y dedicandome una sonrisa que derrite. A medida que la noche avanza el frio tambien y como buen caballero cubro su espalda con mi campera mientras jugueteando la abrazo. Llegados a su casa nos miramos por unos segundos, nutriendose cada uno de la mirada del otro preguntandonos, tal vez, que fuerza del destino hizo que el uno se interpusiera en el camino del otro. Ya sin titubear, totalmente decidido junto sus labios con los mios y nos fundimos en un beso apasionado volviendonos uno solo... Vuelvo a parpadear y la chica al otro lado de la sala de la abarrotada biblioteca finalmente desvia la mirada. Hoy no ha podido ser el dia que reuna el valor para acercarme a ella pero seguramente mañana podre verla otra vez y perderme en sus ojos y algun dia posiblemente pueda acercarme a ella y vivir esa historia en la que dia a dia sueño. Recojo mis cosas rapidamente y abandono el lugar mientras mi mente divaga, sorprendida de cuan hondo puede hundirse uno en una mirada.
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Elvia Gonzalez
Franco
Mara Vallejo D.-
Y aquí, con la mirada conectada a vuestras historias, sigo deleitándome . Me gusta.
Saludos
María
Franco
Maritza Talavera
Saludos
Maritza
Franco