Atraco al Pichincha (Diario)
Publicado en May 05, 2015
Última década del Siglo XX. Pichincha no es el apodo de ningún "rastafari" pasado de moda. Pichincha es el nombre del Banco más importante de la República de Ecuador. Que haya algún "rastafari" pasado de moda al cual le conozcan con el apodo de Pichincha sus amigos de pandilla no tiene nada que ver con el presente recuerdo. El caso es que acabo de impartir mis enseñanzas en el Frederick Hopking School de la ciudad de Cumbayá, en las afueras de Quito, y tengo dos horas por delante antes de volver de nuevo al colegio; así que tomo la decisión de caminar un par de kilómetros, más o menos, para buscar una tienda donde poder tomarme una cocacola tranquilo y en paz con mi conciencia. Enciendo un "belmont" y camino lentamente saliendo de la calle principal para buscar el tramo de tierra. Y entonces lo veo todo.
Tres delincuentes acababan de atracar al Pichincha de Cumbayá y les vi cómo bajaron del coche donde estaban huyendo para, cogiendo las bolsas de los billetes del Banco, subirse a otro cuyo conductor les estaba esperando ya con el motor en marcha. Lo vi todo y lo registré en mi memoria pero, además, para mala suerte de los pandilleros resulta que, una vez que se fugaron con destino a Quito, ya un helicóptero de la Policía les estaba siguiendo el rastro y, además, al llegar a Quito se encontraron con la desagradable sorpresa de que cayeron en el control que la misma Policía había colocado en muy pocos minutos. Cayeron como pardillos. Y resulta que no fui yo quien dio el aviso a la Policía sino que, al entrar yo en la tienda de comestibles para tomarme la refrescante cocacola, comenté el suceso con la dueña de la tienda quien me confirmó que también lo había visto todo y que fue ella misma quien avisó a las autoridades policíacas. Para comprobar que todo era verdad y no una de mis muchas y múltiples imaginaciones, una vez terminada la cocacola, y encendiendo otro "belmont", me acerqué al Pichincha de Cumbayá y resultó que todo había sido verdad. Lo que no sé es cuántos años de cárcel les cayeron a los atracadores pero todavía se estarán acordando de cómo les salió el tiro por la culata. Este magnífico recuerdo de lo que vi en primera persona me ha venido a la memoria cuando, ayer mismo, leí un pequeño artículo de prensa en "La Verdad" de Murcia, titulado "Un futbolista de película" (que no va por mí sino por otro) sobre sucesos acurridos, en el Real Murcia Club de Fútbol de la temporada 1973-1974. El asunto trata del ex futbolista y ex entrenador Felipe Mesones y todas las sospechas que, año tras año, se iban acumulando entre los que se movían en el mundillo de los bajos fondos del fútbol. Los rumores decían que Felipe Mesones drogaba a sus jugadores con Centramina y otras sutancias dopantes. Al parecer lo hacía con ayuda del masajista Genaro Zapata, alias "El Brujo". Claro que recuerdo todas aquellas historias de Felipe Mesones y sus equipos que, tras unas brillantes temporadas (gastando unas increíbles energías para mantener la categoría e imposibles de creer) de repente, en la temporada siguiente, se desfondaban por completo, perdían todas sus fuerzas y acababan bajando. ¿Drogaba o no drogaba Felipe Mesones a sus jugadores? Recuerdo que se habló mucho de eso cuando yo contaba 24 y 25 años de edad. Desconozco la categoría que tuvo Felipe Mesones (argentino nacionalizado español) cuando fue jugador de fútbol pero lo que es en la Selección de España nunca llegó a jugar ni tan siquiera llegó a ser convocado para algún amistoso que otro. Como entrenador alcanzó mucha fama durante la década de los 70 pero la duda persiste y hay declaraciones de personas muy honradas que estuvieron bajo sus órdenes de que era cierto todo aquello de que dopaba, en contra de la voluntad de los jugadores, con Centramina y sustancias prohibidas (por ser propias del doping) con la ayuda del masajista Zapata "El' Brujo". ¿Era por eso por lo que le apodaban "El' Brujo" mientras Felipe Mesones emigraba de equipo en equipo para no dejar rastros de lo que hacían? Sólo sé que aquel asunto hizo correr muchos ríos de tinta en la prensa deportiva y de carácter general en España y que, todavía, existen muchas personas, excelentes ciudadanos y de grandes cualidades sociales (personas honradas y honorables y vecinos amables y mil por mil educados), que no pueden ver a Felipe Mesones ni en pintura. Quizás tampoco a "El Brujo". Por algo será. Y por algo será que Felipe Mesones, de repente y cuando estaba alcanzando la gloria deportiva, nunca entrenó a ningún equipo de los grandes de España e hizo mutis por el foro y se marchó del fútbol español. ¿Para no ser descubierto? Esa es la pregunta que hoy se hacen todos mis colegas periodistas deportivos.
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José Orero De Julián
Maritza Talavera
Pienso que como todo periodista describe con mucha fluidez, estas historias de la vida real... Me parece muy interesante su estilo.
Saludos