La mano de piedra
Publicado en May 16, 2015
¿Quién escruta la letra, quién tienta a un verso? ¿Quién siempre puede trepar por la escalera de los sueños? A mí hoy, se me amontonan las prórrogas que repican en el silencio, exudan mi desesperanza, hasta volverme ciego, sordo y mudo. En el deseo irrefrenable de escribir robaría ese verso, pero no quiero que alguna letra mía venga mañana a reclamarme a cómo era, tampoco quiero la previsible metáfora, las asociaciones fáciles; quiero el verso iluminado.
El pecho de piedra, la mano tiesa; ha enmudecido la pluma hasta el abismo atroz. La luna sin nostalgia, el manantial de tinta se seca, proclama la ruina y el ocaso del brazo y el poder de mi mano. A veces mi ser prójimo es insoportable a veces frágil, otras fuerte entre golpe y golpe hasta que la letra salga y el verso atienda a quién llama, a ese derecho al sueño entre el amor y lo cotidiano, entre lo uno y lo otro, entre ese péndulo que viene y va, entre un amor con historia. Yo que bajé la luna y la dejé abajo entre lo que puedo y lo que quiero, en una imposible quietud, una metáfora forma el cerco en torno a mi esperanza. Como me deprime bajarme de un sueño, saberme lejos de mi pluma, un pordiosero de las letras hasta que aparezca ese verso enajenado que ya empieza hacerse piedra, lejanísimo y borroso. Mi ser se empecina en echar las redes para atrapar una idea limpia, pasa una idea fugaz y rápidamente queda a la intemperie, fabulosa, irresistible, entrañable. Una idea que nace a la tinta sangre, a la carne de papel, a la gloria del lápiz, hacia una idea virgen que se enciende en el asombro. Cierro el puño y comienza el grito del verbo que embruja, que arde, pero… a esta idea la acecha una muerte, la muerte de la indiferencia hueca, el pantano donde mueren estos y todos los argumentos turísticos. Ya sé, si… ya sé, es tan torpe pensar que existe el verso inmortal, ahora sé que todas mis palabras no nacen con un certificado de existencia. Para mí será una pena que después no existan, pero estoy seguro seremos más que el horóscopo, quizás un poco menos que un crucigrama, quizás alcance diez o veinte lecturas y después el olvido. Así aprendo el rigor de los números, la pulcritud del tiempo del verso sin tutela. Estoy seguro un amigo me dirá: “Pedro no seas tan duro con tu letra” como un antídoto contra la angustia, pero no puedo tener esa mirada de autocompasión, de complacencia, yo siempre me veo limitado en el lenguaje, no quiero esa poesía bajo rótulos previsibles, el verso fácil, como diría mi maestra: Quiero alcanzar la síntesis poética.
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Lorena Mercedes
Saludos cordiales, amigo!
gonza pedro miguel
Maritza Talavera
Me encanta la expresión literaria que has plasmado, y aun así, te exiges mas; y llegara como tu la deseas esplendida, en el momento que menos la esperes. Por que es así; nos sorprende y nos motiva a pedirnos mas cada día. Es insaciable.
Saludos Un Abrazo
gonza pedro miguel
Enrique Gonzlez Matas
LO QUE HA DE NACER NACERÁ. EL POEMA YA ESTÁ GRANANDO, SOLO NECESITA EL MOMENTO GLORIOSO.
MUY BIEN ESCRITO TU "MANO DE PIEDRA" GONZA.
TE FELICITO CON MI ABRAZO.
gonza pedro miguel