DESPUS DE LA PATERA continuacin 10 PARTE
Publicado en Jun 22, 2015
Prev
Next
Image
Hay un corto silencio, que rompe Alicia. Yo también creo que es la mejor solución. ¿Qué te parece José?
José con voz entrecortada responde: Yo creo que es la única solución que tenemos. En la clínica se sentiría muy solo.
Alicia ahora se dirige a María. ¿Tú que opinas María? Para  ti sería mucho más trabajo.
María se levanta y colocándose al lado de Alfonso dice con voz tranquila: Yo daría mi vida por Alfonso. Él salvo la mía  y jamás podré pagarle  todo lo que hizo por mí. Para mí será un placer si puedo ayudar. Estaré muy contenta de poder hacerlo. Seré su sombra de  día y de noche, no va a tener tiempo ni para pensar en ello. Se agacha y deja un dulce beso en la frente de Alfonso, Al tiempo que dice con una decisión imposible de toda duda:  ¡Se curará, aquí se curara!
Alfonso rompe en sollozos. Su madre y su hermano lo abrazan y tratan de calmarlo. Pero le dejan llorar, saben que lo necesita.
El golpe  ha sido duro.
Alicia acaricia a su hijo con ternura. Cálmate hijo. Maria tiene razón. Se pondrá bien, este es el sitio ideal. Tendrá tranquilidad, disciplina y todo el cariño del mundo.
Las palabras de su madre han logrado que deje de llorar, pero la duda sigue en su mente.
José parece un alma en pena. María se acerca él y le dice: Venga hombre, tenemos que ser todos muy fuertes. La batalla será dura pero no imposible, con la ayuda de Dios, todo saldrá bien, ya lo verá.
¡Dios te oiga hija!
Ese hija le ha sonado a Maria como una campana alegre. Juraría que había ternura en esa voz.
Todos se fueron calmando. Más tarde hicieron planes sobre la estancia del muchacho en la casería.
Dormiría en la habitación que había entre la de Fernando y la de María. Así estaría bien vigilado.
Comprarían varios juegos para que estuviese entretenido. Su abuela le daría clases y le prepararía unas comidas deliciosas.
Fernando le enseñaría a tallar la madera y a pintar.
Todos harían lo imposible, y Javi volvería a ser el chico sano y alegre que fue antes de dar con unos desaprensivos.
Hicieron montones de  propuestas.
María pensaba que era bueno que hiciesen  un pequeño concurso.
Todos escribirían un cuento en secreto. Después ganaría el mejor.
José acordándose de su medio ceguera dijo: Yo no puedo escribir.
María protesta. Si puede, todos podemos. Será un aliciente para Javi y además le servirá para descargar sus sentimientos.
Todos la miran asombrados  ¿De donde puede sacar tanta energía y decisión?
Es admirable. Se mete de lleno en el problema cuando no debería preocuparla. Piensa Fernando.
Nadie quiso cenar esa noche y después de tomar unos vasos de leche templada todos se retiraron a sus habitaciones.
Fernando y Alfonso, hablaron durante toda la noche.
Por la mañana Alfonso se despidió de todos con un ¡Hasta pronto! Que no sonó como el de otras veces y se fue.
La casa quedó silenciosa. El problema era muy grande y es normal que estuviesen preocupados.
Preocupados hasta el punto de que José, por primera vez desde que conociera a Alicia, se había olvidado de sus rosas blancas.
Alicia por supuesto que no se habría dado cuenta. Pero a pesar del olvido de José. Un ramo de rosas blancas adornaba la mesa del comedor.
Entonces es cuando José se da cuenta que se había olvidado de ellas, y comprende. Mira a María . La muchacha le dedica una sonrisa cómplice y él se lo agradece con otra sonrisa.
Esta criatura es un regalo de Dios. Piensa José.
Nadie se ha preocupado  en todo el tiempo,  María y Alicia preparan la habitación para Javi, el muchacho vendrá cualquier día, no es bueno que continúe en la ciudad.
Todos están de acuerdo en que ese lugar es le mejor para acabar con la maldición que le ha caído a Javi.
Saben que no va a ser fácil pero también saben que lo tienen que lograr.
Alicia no soporta más las ganas de llorar. Es más dura que su marido pero ya es imposible soportarlo.
Se ha sentado en la cama que ocupará su querido nieto y cubriéndose el rostro con las manos rompe a llorar convulsivamente. Sus hombros se agitan al compás de aquellos sollozos que rompen el alma a María.
La pobre anciana descarga con ese llanto, toda la angustia que hay en su corazón. Javi, su querido Javi, victima de la droga. No lo puede asimilar.
María mira la figura de Alicia. Siempre erguida, ahora su cuerpo más parece un ovillo. Con la cabeza hundida en el regazo y cubierta con sus manos, es la viva imagen de la desolación.
La muchacha , acaricia los cabellos de  la anciana con ternura sin pronunciar palabr, ella también está muy triste. No llora pero en sus ojos hay un brillo especial.
Maria ya ha oído hablar de la droga, también ha leído las cosas horribles por las que pasan los drogadictos.
Javi todavía es un niño, no puede saber lo que está haciendo. Va a ser muy duro sacarle de ese infierno.
Alicia ha levantado la cabeza y se seca las lágrimas. Luego mira a Maria al tiempo que dice: Ya pasó. Tenía necesidad de llorar.
María asiente con un movimiento de cabeza. Lo comprende perfectamente.
La mujer la abraza como queriéndose sentir protegida. Se ha levantado de la cama. María la ayuda para que se vuelva a sentar.
Está demacrada. La vuelve a acariciar intentando darle ánimos.
Todo se va a arreglar. La dice. Ya lo verá, Javi es muy joven. si no puede contactar con la droga no será tan difícil. Entre todos lo vamos a lograr. ¡Javi volverá a ser el chico de siempre! La droga siempre ataca a los más débiles, pero nosotros le vamos hacer muy, muy fuerte y jamás la volverá a probar!
Gracias María. Eres una gran ayuda, estás pendiente de todos, pero esto nos va a desbordar y yo no sé si podré resistirlo.
¡Podrá ya lo creo que podrá!  Es más fuerte que su marido.
¡Lo vamos a lograr! dice María. Esa frase dicha con tanta fuerza
hace que Alicia se reponga un poco.
Se pone en pie y dice: Desde luego que sí María.
Por favor María no dejes nunca de ser como eres porque eres maravillosa.
¡Ganaremos la batalla a la droga claro que sí! Ojalá venga pronto mi nieto. Tengo muchas ganas de verlo.
En el salón, José y Fernando están conversando. Fernando piensa bajar al pueblo y su padre le encarga algunas cosas. Los dos fijan sus ojos en las mujeres. José no puede ver la cara de su esposa, pero Fernando se da cuenta de que su madre ha estado llorando.
Le pregunta preocupado ¿Estás bien mamá? Su madre le preocupa, la encuentra muy pálida. Piensa. Pobre mamá tener que pasar por todo esto a su edad...
Luego se fija en María. Está junto a su madre. Es como si algo invisible  las uniera a pesar del duro contraste que ofrece la imagen.
Alicia frágil, pálida y cansada. Parece mucho mas vieja que el  día  anterior. A su lado María, erguida, segura, firme y tan ofensivamente joven.
La dulce voz Alicia hoy suena triste al decir: No te olvides de traerme algunos libros sobre drogas, debemos saber cómo es ese mundo para poder ayudar a Javi.sí mamá ya lo había pensado.
Fernando sigue triste, pero el color ha vuelto a su cara, aunque está muy serio.
Ya nadie gasta bromas, ni charlan entre sí de cosas triviales.
El más afectado es José,  se siente con pocas fuerzas.
¿Cómo le voy a poder ayudar yo si ni siquiera le veo la cara. No sabré si está triste o alegre. Piensa. Tengo que hablar con Maria, ella dice que la operación es fácil. Si me opero podré ver su carita.
Fernando sale de la casa con un triste. Hasta luego.
A José, hoy no le apetece pasear. Permanece sentado en el sillón de la galería.
María entra por la puerta que se comunica con el jardín. Se sienta junto al anciano y le pregunta ¿Leemos un poco?
José mueve la cabeza negativamente. No, quiero que hablemos sobre lo de las cataratas de mis ojos. Dijiste que era una operación fácil.
María sonríe. Claro, hoy día se opera de eso todo el mundo.
Si pudiese ver un poco mejor me bastaría. Esperaré unos días y se lo propondré a mi mujer. Ella la pobre no sabe que veo tan mal.
La muchacha se levanta y dice. Voy a buscar unas revistas que tratan sobre eso.
José se queda pensando, que en poco tiempo María se ha hecho imprescindible par todos.
María entra con las revistas. Alicia entra tras ella por la puerta de la galería. se fija en las revistas pregunta ¿Hoy toca cotilleo?
María responde rápidamente. Si su marido no se concentra es mejor que lea esto, se distraerá más.
Alicia acaricia a su marido. Hay una inmensa ternura en esa  caricia. Ella sabe que está sufriendo  mucho, y también sabe con la facilidad que se desmorona. En el terreno de los sentimientos es fácil vencerlo. Ahora se siente inútil, y no lo es. ¡Dios mío, claro que no lo es! A su nieto puede ayudarle muchísimo. Javi siempre ha sentido pasión por su abuelo y siempre ha querido imitarlo en todo.
Decide que se sentará un poco con él, le dará un poco de compañía.
Las revistas no se han leído. Esa tarde permanecerán cerradas en el revistero.
Se había hecho de noche. La chimenea estaba encendida cuando llegó Fernando.
El hombre se da cuenta y dice: Gracias María hoy se me ha hecho tarde. María le contesta con una dulce sonrisa.
Esta noche María no puede dormir. Está de  verdad, nerviosa.
Sale  al corredor y se sienta en el suelo. Abraza sus rodillas y pone la barbilla en ellas.
Ahora en la noche, el problema de Javi la parece mayor.
Mira a su alrededor.  El cielo está despejado, pero el paisaje se la
antoja más triste. No puede apartar de su mente a Javi, con la mirada fija en cielo. Una estrella fugaz lo atraviesa de parte a parte. ¡Un deseo, tengo que pedir un deseo! Ya está ¡Qué Se cure Javi! Ese es su primer deseo y el más importante. Si era cierto lo que decían, el chico se curaría y todo volvería ha ser como antes.
Está más animada. Se acuerda del padre Anselmo y reza. Padre Anselmo. Ayúdanos por favor.
Ella recordaba que el sacerdote le había dicho: Si tienes fe todo se consigue. Ella tenía mucha fe, seguro que lo lograría ¡Claro que sí, entre todos lo haremos.
María no le ha visto, pero Fernando la observa desde el jardín. Él tampoco puede dormir.
La cabeza de Fernando en esos momentos es un laberinto de confusión. Tiene tantos problemas. Todavía no quiere asimilar que sus sentimientos hacia María están cambiando. Ya no le parece tan niña. Ahora la ve como a una verdadera mujer, y una mujer muy hermosa.
A la memoria le viene ahora la conversación que tuvo con su hermano.
Alfonso le había dicho, que no era tan difícil la legalización de Maria. Se podía hacer de varias maneras.
No podemos dejar que se vaya. Le había dicho. Ya sé que es una postura muy egoísta, pero aquí la necesitáis todos, sobre todo papá. ¿Te has fijado? Parecen tener mucha complicidad.
Sí ya me he dado cuenta. La verdad es que es un cielo de criatura.
Además ahora está lo de Javi. Mamá no podría hacerlo sola, y la verdad este es el mejor sitio para que Javi se ponga bien. Ya sus pensamientos se están mezclando. Está cansado y decide irse a dormir.
Ya en la habitación, tiene la idea de salir al corredor, pero la rechaza rápidamente. Pero la idea es más fuerte y vuelve a ocupar su cabeza. Fernando acaba saliendo al corredor. Maria permanece sentada, no ha movido ni un solo músculo.
Tiene los ojos cerrados y no se da cuenta de nada.
Fernando de pie junto a ella está ensimismado contemplando el ovillo en que se ha convertido la muchacha.
Inconscientemente, su mano acaricia los cabellos de la muchacha.
Ésta se asusta y de un salto se pone en pie, como a la defensiva.
Perdona. ¿Te he asustado? Tu pelo es tan bonito que no lo he podido evitar. ¿Te ha molestado?.
No, es que estaba medio dormida.
Hay un silencio, que rompe Maria al preguntar ¿Cuándo crees que vendrá Javi?
Mí hermano ha llamado. Dice que tardará unos días. Piensa llevarlo al médico para que le mire bien. Seguro que le pondrá algún tratamiento.
Hay otro silencio. Está vez lo rompe Fernando.
No te he dicho que hablé con mi hermano sobre lo de tus papeles.
María pone su mano en la boca de Fernando en un gesto que pide silencio, al tiempo que dice. No hablemos ahora de eso. Ahora no puedo marcharme.
Tienes razón. Dice Fernando con voz ronca.
María piensa que es por la preocupación sobre su sobrino.
Pero Fernando sabe que esos dedos en sus labios han producido en su corazón, el preludio de algo que no quiere ni pensar.
Con torpeza, como pillado en falta, se despide con un ¡Hasta mañana! Luego desaparece tras la puerta de su habitación como si fuese un ladrón.
Siente en sus labios el roce de la mano de Maria. Es como un  fuego que no cesa. Jamás había sentido nada igual. Ha conocido a muchas mujeres, pero esa sensación...
Daría media vida por poder abrazarla.
¡Dios mío, no! ¿Qué me está pasando? ¡Soy lo peor el más egoísta de los egoístas.  Ahora no puedo pensar en nada que no sea el problema de Javier.
María, por su parte se  ha retirado a su habitación. Piensa que le ha gustado que Fernando la acariciara el pelo. Está más tranquila y se duerme enseguida.
Mientras tanto Fernando no puede dormir. La silueta de Maria de pie en el corredor, es una imagen grabada a fuego en su mente.
Recuerda el gesto de Maria y cierra los ojos. Tiene la sensación que la mano de la muchacha sigue en su boca.
El cerebro y el corazón de Fernando llevan un mismo ritmo.
Han pasado varios días. Maria solo ve a Fernando a la hora de comer. Él dice que tiene mucho trabajo. Pero María cree, que lo que le pasa es que está muy preocupado.
María en su inocencia no tiene ni idea del laberinto de pasiones que ella produce en el cerebro de Fernando.
Alfonso ha llamado por teléfono para decirles que vendrá por la tarde. Es sábado, seguramente vendrán todos.
En efecto sobre las cuatro de la tarde llegan. Alfonso ayuda a su mujer a bajar del coche mientras que los chicos salen de la parte de atrás.
Lucia lleva a su hermano cogido del brazo y le sonríe con cariño.
Le está diciendo. Ya verás que pronto te vas a poner bien.
El muchacho sonríe con tristeza. No me engañes. Sabes que voy a tardar en recuperarme. Pero lo haré, aunque solo sea por los papás y los abuelos.
Carmen los mira con tristeza. Recuerda cuando eran pequeños y jugaban en el jardín. Javi, la tenía tramada con las plantas y las traía fritas. también le gustaba asustar alas gallinas. Javi entraba en el gallinero y las pobres gallinas salían en medio de un gran alboroto. Detrás Javi riendo y dando palmadas. Ale, ale. Las gritaba. Luego entraba de nuevo y salía con todos los huevos que le cabían en las manos. Se los daba a ella y siempre le freía uno que el niño devoraba en un santiamén.
Tenía tantos recuerdos bonitos vividos en aquella casería...
Ahora esa misma casería vería lo duro que es pelear contra la droga. Unas lágrimas incontenibles, ruedan por su rostro.
Javi esta más delgado. Unas tremendas ojeras color violeta, resaltan bajo aquella mirada triste y nerviosa.
El muchacho mira en todas direcciones como buscando algún sitio por donde poder escapar. El nerviosismo no le deja parar, y sus manos van sin cesar de la cabeza a los bolsillos del pantalón.
Como pidiendo socorro busca con la mirada a su abuelo.
Piensa. Seguro que me van a soltar una bronca impresionante.
Pero no hay bronca impresionante. Solo hay abrazos, besos y mucho cariño. No se habla del tema. En la mirada de todos nota una complicidad que le da confianza.
No hay reproches, ni siquiera un simple comentario sobre el asunto. Es lo que necesita el chico. La actitud de todos es igual que la de la última vez que visito la casería.
Sin embargo, Javi si ha notado un brillo muy sospechoso en los ojos de su abuelo. En realidad todos están muy tristes, pero él no debe notarlo.
José no puede ver los ojos de su querido nieto, en esta ocasión es mejor así.
La comida transcurre placida y amena. Se habla de cualquier tema menos de la droga. Eso es algo que debe desaparecer de la vida de Javi y no conviene recordarlo.
Solo hay un detalle que extraña a Javi.
Después de comer, Alicia Poniéndose en pie, pregunta: ¿Qué os parece si vamos todos dando un paseo hasta la capilla?
José la mira con sorpresa y se dice. No pretenderá que vaya yo.
Como si su mujer le adivinase el pensamiento, se dirige a él. Tú
también. Iremos despacio, no tenemos prisa.
No espera ninguna contestación. Es una orden, y así lo entienden todos.
Está bien dice José. Iremos todos.
Javi está sentado junto a él, le ayuda a levantarse.
Carmen llega con una pastilla y un vaso de agua. Se lo entrega a su hijo sin ninguna explicación. El muchacho mira a su madre. Tiene la idea de protestar, pero en los ojos de su madre hay una suplica que hace más efecto que una orden. El muchacho se la toma sin protestar, y su madre le da un beso al tiempo que le dice. ¡Gracias cariño! Javi sonríe agradecido.
Salen todos hacía la capilla. Para José está lejos, pero su esposa camina a su lado, eso le da fuerzas, ¡Llegará!
 Alfonso y Carmen van cogidos fuertemente de la mano Lucia y María los siguen. Un poco más atrás, como cerrando el grupo Javi y Fernando charlan.
Javi no se siente bien. Tiene ganas de echar a correr y gritar, gritar tan fuerte que sus gritos lleguen hasta el pueblo. Se le nota muy nervioso.
Su tío lo abraza alrededor de los hombros. El calor de ese abrazo y la pastilla que le diera su madre,  surte efecto y el muchacho empieza a tranquilizarse.
La comitiva camina despacio, Alicia de vez en cuando mira hacia atrás y les dedica una sonrisa.
Solo José no puede ver ese gesto de cariño.
Página 1 / 1
Foto del autor antonia
Textos Publicados: 173
Miembro desde: Nov 17, 2012
2 Comentarios 808 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

NOVELA POR ENTREGAS SOBRE LA EMIGRACIN

Palabras Clave: PATERAS ENGAOS AMOR

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio



Comentarios (2)add comment
menos espacio | mas espacio

Elvia Gonzalez

se percibe y se transcribe el amor, la union de la familia, grato leerte
Responder
July 01, 2015
 

Mara Vallejo D.-

Buen inicio y amor a todo dar, lo más importante!
Responder
June 22, 2015
 

Para comentar debes estar registrado. Hazte miembro de Textale si no tienes una cuenta creada aun.

busy