DESPUS DE LA PATERA continuacin 12 PARTE
Publicado en Jun 23, 2015
Es muy difícil, dice a modo de disculpa.
Es que eres muy torpe tío, le toma el pelo Javi. El ambiente es muy agradable. En ese momento suena el teléfono y Alicia ha entrado en la casa y ahora dice desde la puerta. Es Alfonso. Javi echa a correr. Quiere contarle a su padre muchas cosas. Después de un ratito se lo devuelve a su abuela. Dice que vienen el domingo. El muchacho vuelve al lío de las flechas. Está muy animado, por que ha vuelto ha dar a la calabaza. Fernando no acierta ni mucho menos. Protesta. Es mi arco. No funciona bien. Maria guiña un ojo a Javi y coge el arco de Fernando. Sin apenas apuntar vuelve a clavar la flecha en mismo centro de la sufrida calabaza. Fernando echa las manos a la cabeza. ¡Yo no valgo para esto, está visto! Siguen martirizando a la pobre calabaza hasta que casi no se ve. Ya después de cenar la conversación se centra en la nueva aventura. Fernando protesta. Es mi arco. No, dice Maria, es que no te colocas bien. Mañana te enseño. Se van retirando a dormir. Los últimos son Javi y su tío. Maria está satisfecha. Por lo menos ha logrado que el chaval se olvidara de la droga toda la tarde. ¡Mañana Dios dirá! y con la satisfacción de haber hecho algo útil se duerme tranquilamente. Entre sueños, escucha algo raro. Luego escucha un golpe claramente, que acaba de despertarla. Como lanzada por un resorte se levanta. ¡Dios mío Javi! Sale disparada hacía la habitación del muchacho y abre la puerta sin llamar. En un rincón Javi hecho un nudo aporrea la cabeza contra la pared. Está sudando y respira entrecortadamente. Maria intenta sujetarlo, pero el muchacho la empuja con tal fuerza que Maria sale disparada. Apenas toca el suelo la muchacha vuelve hacía él para intentar sujetarlo. Maria es fuerte pero el estado del chico en ese estado tiene mucha fuerza. No puedo, piensa, Se ha subido encima de él pero apenas se puede sujetar encina. Parece una barca a la deriva. En ese momento aparece Fernando. Entre los dos logran con trabajo sujetar al muchacho. Por fin agotado sufre un desmayo. Maria busca paños con agua fría y se los pone. Los golpes han sido fuertes y han despertado a todos. Alicia está en el quicio de la puerta y aterrada mira la escena. El muchacho está en el suelo. Fernando a su lada aún le sujeta los brazos. Mientras Maria le pone los paños fríos en la cabeza. No la han visto. Maria decide que no le pondrá más paños fríos. Ha actuado por intuición y no sabe si eso le hará bien o no. Se apoya sentada en la pared. ¡Puf! dice a la vez que echa la cabeza para atrás y cierra los ojos. El esfuerza ha sido tremendo. Incluso para la fortaleza de Maria. Ella no se explica, como una persona que está tan débil puede sacar tanta fuerza. Fernando la mira. Esta echa polvo, empapada en sudor, respira aceleradamente. Tiene unos rizos pegados a la cara que la dan un aspecto de niña. Su pecho sube y baja gran velocidad. Fernando está embelesado mirándola. La voz de su madre le devuelve a este mundo. ¡Dios mío! dice la pobre anciana. Tiene las manos sobre la boca y su cara refleja espanto. No te preocupes mamá. Ya ha pasado . Maria abre entonces los ojos. Se levanta y ayuda a Fernando a meter al muchacho en la cama. Esta temblando de frío. Su tío se mete en la cama con él y lo abraza. Javi abre un poco los ojos y dice. Gracias. Los tres sonríen aliviados. La tormenta de momento ha pasado. Pero Alicia sigue aterrada. Maria la coge del brazo y la dice: Esto es así, pero cada vez será menos fuerte. No pasará nada. Sigue muy asustada. ¿Qué le digo yo ahora a su abuelo? Dígale que ha sufrido un ataque. Es normal en estos casos. Alicia asiente con la cabeza. Maria la acompaña hasta abajo y luego sube a la habitación de Javi. Esta mejor. la dice Fernando. Luego la mira. Siente que la adora. Luego la dice. Estas rendida. vete ha dormir un poco. Yo me quedaré con él Maria asiente con la cabeza y se va. Ya en la cama nota que tiene el pijama mojado de sudor. se levanta y lo cambia, vuelve a la cama y piensa. Mañana será otro día. Luego se duerme rápidamente. Fernando no se ha perdido ninguno de los sonidos, y su mente proyecta todo lo que está haciendo Maria. sabe que la muchacha se ha dormido. Mira a su sobrino. Leda tanta pena... Lo ve tan indefenso como un bebe. Que terrible es todo esto. Piensa. lucharemos Javi. Saldrás de esto, Ya lo veras, volverás ha ser el chico que eras. Alicia le explica a José lo sucedido. A su manera, claro. El pobre hombre está asustado. su mujer intenta tranquilizarlo. Es fuerte y joven, lo pasará mal pero con la ayuda de Dios y de todos, ¡Se salvará estoy segura! No pueden dormir y siguen hablando. Fernando le ha contado a su padre, que el sacerdote, esta enfermo. y no podrá subir. lo tiene que operar de la vesícula, y es tan mayor... Un sacerdote vendrá ha ocupar su lugar hasta que esté mejor. Vendrá cualquier día a darle la comunión. Habrá que tener cuidado de que no vea a Maria. Luego hay un silencio largo. Cada uno tiene sus propios pensamientos, pero los dos piensan en Javi. Amanece un nuevo día. El gallo canta y Maria abre los ojos. Rápidamente recuerda la crisis de Javi. Se arregla y se acerca a la habitación. La puerta está abierta. Mira hacía la cama, los dos duermen placidamente. Fernando tiene abrazado a Javi. Es la viva imagen de la protección. En la cocina se prepara un café y busca una aspirina. Tiene el cuerpo dolorido, pero eso no importa se la pasará enseguida. Es muy temprano. Nadie más que ella se ha levantado. Sale al jardín. El cielo está nublado y el aire huele a húmedo, además hace frío. Maria recoge la calaba y piensa. hoy no creo que tenga ganas de nada. ¿Cuánto duraran las crisis? Creo que deberían hablar con el medico sobre esto. Así nos diría que podemos hacer, cuando se pone así. Se lo voy a comentar a Alicia. Vuelve a la cocina y toma otro café, ¡Puf estoy hecha polvo! En ese momento aparece Fernando. ¡Hola Maria! ¿Qué tal estas? Machacada pero bien. ¿Cómo está Javi? Sigue durmiendo. No creo que hoy se quiera levantar. Pues tendrá que levantarse aunque se un poco más tarde. No conviene que tenga mucho tiempo para pensar. Maria, ¿Quién te ha enseñado tantas cosas? El padre Anselmo y los libros. Ablando de libros. He traído revistas y dos libros, uno es una novela sobre dos drogadictos. Ese no se lo leas a papá. Cuantos menos sepa del tema mejor. Menos sufrirá. Sí. Tu madre es mas fuerte ¿verdad? Todas las mujeres sois más fuertes. Hay que reconocerlo, y creo que también más listas. Por eso a mí me dais tanto miedo. ¡Valla ya no me consideras una niñas! dice Maria con retintín. No. definitivamente no eres una niña. Ya eres una mujer, y una mujer muy guapa. ¿Eso es un piropo? ¡Sí es un piropo! después de dicho esto Fernando desaparece tras la puerta de la cocina. Maria está contenta. Menos mal, se dice mientras sonríe. Esta mañana Alicia está ojerosa y muy preocupada, no ha dormido nada. Maria intenta tranquilizarla un poco. No tenga tanto miedo. Por lo que he leído esto es así, pero cada vez las crisis irán siendo más suaves. Maria no esta muy segura de lo que dice, pero por lo menos Alicia se ha quedado más tranquila. Espero que así sea. A su abuelo no se lo pongas muy duro. El pobre está muy asustado. ¿y tú como estas? Bien Alicia, no pasa nada. Hoy José tiene los ojos aun más tristes que otro día, pregunta a Maria ¿Qué es lo que ha pasado con Javi? Maria se lo explica, pero naturalmente lo suaviza y omite la mayoría de los detalles. José parece un poco más tranquilo. Mira hacía la ventana y pregunta ¿Crees que saldrá hoy el Sol? Estos días me dan angustia. Espero que sí. A mí me pasa lo mismo. Pues vas ha tener que acostumbrarte, aquí en el invierno hay muchos días así o peores. A veces resulta agobiante, la niebla no te deja espacio para mirar y la humedad se te mete en los huesos. En ese momento entra Alicia que pregunta a su marido. ¿Qué tal estas? Bueno, dice José a la vez que se encoge de hombros. Luego él pregunta. ¿Cómo está Javi? Está dormido. No lo llamaremos hasta la hora de comer. Mañana viene su padre. No se si contarle lo sucedido. ¿Qué te parece Maria? Pienso que deberíamos de contárselo. Si ha pasado más veces, él no dirá que debemos hacer. Anoche yo actué por impulso y le puse unos paños fríos, pero no sé si es eso lo que se debe hacer. Está bien creo que tienes razón María. Ha dicho José. Las dos mujeres se van a sus quehaceres cotidianos y José cierra los ojos para que no se le escapen las lágrimas. Se siente tan inútil... si por lo menos pudiese subir las escaleras iría a ver a su nieto. Javi no se quiere levantar. Dice que no tiene hambre. Alicia trata de convencerle sin éxito. No sabe que hacer, y decide subirle algo de comer. En ese momento entra María. ¡Pero bueno! ¿Todavía en la cama? Le dice con alegría y mucho cariño. No me siento bien. ¡Anda ya! Dice la muchacha acercándose. Javi cree que le va a retirar la ropa y sujeta el embozo de la sábana con fuerza. María le dice, hoy va a ser peor. Sin más empieza a hacerle cosquillas. ¡Para, para por Dios ya me levanto! luego se tira de la cama riéndose como un loco. Al final se libra de ella. Alicia no sale de su asombro. Como que está todo dicho, María le pregunta ¿Colacao? ¡Vale! Dice Javi. Ya no se acuerda que estaba cansado. Las dos abandonan la habitación. Ya en el pasillo, Alicia abraza a María con cariño. No podríamos hacerlo sin ti. Gracias María La muchacha también la abraza. Bajan al salón. Alicia se reúne con su marido para decirle que Javi se está levantando. Ha desayunado muy poco, pero algo es algo, se dicen- Alicia ha preparado la comida favorita de Javi. Puré de patata al horno con chorizo y mantequilla. Javi normalmente se comería dos platos, pero hoy no quiere ni probarlo. Su abuelo a su lado le pide ¡Javi por favor! Si tú no ayudas no hacemos nada. El chico mira al plato y luego a su abuelo. Está tan triste... Vale comeré un poco, pero solo un poco, es que no tengo apetito. No come casi nada. Su abuela le prepara una yema con azúcar. Está segura que eso no lo rechazará. En efecto, Javi deja la taza limpia y brillante. ¡estaba buenísima abuela! Alicia sonríe satisfecha. Fernando mira a su madre. ¿Y la mía? La tuya te la preparas tú. ¡No te digo, este tiene pelusa de Javi! A todos les hace gracia la ocurrencia de Alicia. La comida transcurre entretenida. Javi está pensando que tiene una familia maravillosa. Nadie le recuerda nada desagradable, nadie le hace el más mínimo reproche. Él sabe lo que ha pasado pero hace mención. Es como si todos supieran que tenía que pasar. Fernando le recuerda a María. ¿Te acordarás que tenemos pendiente lo del arco? Ya lo sé. Pero no creo que aprendas. Dice ella con cara de guasa. ¿Será posible? dice Fernando. En esta casa todos están contra mí. Javi se ríe. ¡Va a ser verdad que tiene pelusa! Su tío se levanta y le tira de una oreja. ¡Tú a callar enano! Mañana es domingo, mamá recuerda que le prometiste a Alfonso que le harías empanada. ¡Sí haré empanada! María pregunta ¿Alicia me enseñarás a preparar la empanada? Claro que sí María. Ahora José le dice a Javi. ¿Por qué no te acuestas un poco en el sofá? Me harías compañía. Hoy no puedo salir, hace un día de perros. Por la tarde vendrá el sacerdote. Recuerda Fernando. Luego avisa a María. Estate atenta. Estaré. Esta vez no me pilla desprevenida. Además tengo un montón de ropa para planchar no saldré de allí en toda la tarde. Llegará sobre las cinco. Es el suplente del párroco. Es joven y parece muy despierto. Después de darle la comunión José le ha invitado a merendar. Él acepta sin demasiados remilgos. Durante la merienda el sacerdote charla animadamente con José. Es muy simpático y José ha pasado una tarde agradable. Javi ha pasado la tarde con su tío. Ya al oscurecer, se reúnen todos en el salón. Javi tiene frío y está sentado al pie de la chimenea. María ha planchado toda la ropa y ahora está cosiendo unos botones. Fernando comenta a María que no le ha enseñado a tirar el arco. Será mañana. Hoy no puede ser es casi de noche. Eso te salva. Dice Fernando. Alicia pregunta a su marido ¿Qué tal el nuevo sacerdote? Es muy simpático. Dice que vendrá a menudo. Será por el embutido y el pan que hace mamá. Dice Fernando, para animar un poco a Javi que está un poco decaído. Lo ha conseguido. Javi se ríe con ganas y dice: Pocas gracias. El pan de la abuela resucita a un muerto. Ríen la gracia de Javi. Después de un ratito se retiran a descansar. todos lo necesitan. María teme dormirse y que Javi tenga otra crisis. Por fin decide salir al corredor. Como de costumbre se sienta en el suelo. No hace mucho que está allí, cuando aparece Fernando y se sienta a su lado. ¿No puedes dormir verdad? Le pregunta. Sí, pero tengo miedo que Javi tenga otra crisis y no sentirlo. Eso mismo me pasa a mí. Había pensado dormir con él, pero me fastidia que se sienta vigilado. ¿Qué hacemos? dice mientras se estira los calcetines con gesto distraído. Esto va para largo y a mamá no quiero preocuparla más. ¿Qué te parece ¿ Podemos vigilarle uno de los dos cada noche, así por lo menos uno dormirá tranquilo. Me parece que es la única solución. Pero mejor vigilamos media noche cada uno. Por supuesto sin que él se entere. ¿Podrás resistirlo María? ¡Por supuesto! ¿Podrás resistirlo tú? No tan por supuesto, pero lo aguantaré. Compraré más cigarrillos. ¿Pero tú fumas? Cuando no me ve mi madre. No sabes como se pone. Además tiene razón, no debería fumar. ¿Tú no tienes ningún vicio? ¡Aquí no. Pero cuando estaba en mí país, me hubiese gustado estar comiendo siempre. ¡Eres la monda! Dice Fernando divertido. ¿Quién empieza? Pregunta Maria. Yo mismo. Luego alarga una mano para ayudar a la muchacha a levantase y le dice. ¡Tú a la cama! ¡A la orden mi general. Dice ella saludándole al estilo militar. María ahora se acuesta tranquila. Fernando sigue en el corredor.. El aire frío reina en la noche. Pero en el corazón de Fernando hay un calorcillo muy especial. Pone la mano en sus labios, para que no se escape el calor de la de Maria, que aún siente. Siente a la muchacha cerrar el balcón. Se la figura en la cama. Sacude la cabeza sus pensamientos no son nada puros. Maria se duerme pronto, todavía la dura el cansancio de la noche anterior. Apenas Fernando toca el cristal con los nudillos, María se despierta y sale al corredor. Tiene el pelo revuelto. Parece un diablillo. Sujeta el pelo con el prendedor que lleva en la mano, y dice. ¡Ahora te toca a ti a la cama! Maria siente que los ojos de Fernando la devoran, pero no le molesta. Al contrario, le gusta que Fernando la mire así. No tengo sueño. Dice este. ¡Pues lo pintas, eso a ti se te dará bien. ¡ Vale, hasta mañana! María se sienta pegada a la pared para captar bien los ruidos. El gallo canta y María suspira hondo. Está amaneciendo y no ha pasado nada. Alfonso llega temprano, con él vienen Carmen y Lucía. Los padres de Javi han llamado todos los días tres y cuatro veces, pero no les cuentan todo. Sin embargo María llama a Lucía todos los días y ella es la única que sabe todo lo que va ocurriendo. ¡Qué triste es todo esto, Dios mío! Dice Carmen. Su marido la consuela. Pasara. Ya lo verás, aquí Javi se curara pronto. ¡Estoy seguro! Javi está muy contento. Tiene la esperanza de que sus padres le lleven a la ciudad. Han pasado un día muy agradable. Han bajado al pueblo a tomar algo y después de comer Fernando se ha empeñado que Maria le enseñe a tirar con el arco. Se forma un grupo. Todos quieren saber que va a pasar con la pobre calabaza. A Fernando le toman el pelo descaradamente. Javi dice: Sería mejor que pusierais un saco como blanco. Mi y tío no debe de ver muy bien. Se esta haciendo viejo. Fernando hace que se enfada. ¡Eso ya lo veremos mocoso! ¡Ven aquí! Dice María, señalando con el dedo una baldosa.
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Elvia Gonzalez
Mara Vallejo D.-
Saludos
María