EN EDAD DE MERECER IV
Publicado en Jun 23, 2015
¿Es tan grave que yo esté sola?, ¿es tan grave que yo ELIJA estar sola antes de estar con cualquier pelotudo?, de última qué sabe ésta o mi madre o mi abuela si estoy sola o no. Que mi trabajo no anda bien…eso es verdad y no, no tengo pareja igual, ni salgo con nadie pero yo a ese matrimonio sola no pienso ir, tengo miles de amigos que podrían acompañarme, ninguno buenmozo pero por supuesto que es mejor que nada. GORDA HERBALIFE me dice la forra, sí, ya sé que estoy gorda lo dije desde un inicio, tengo 12 kilos demás que no son 100, pero bueno…depende de qué me ponga, puedo parecer un costal de tomates. MI CULO ES UN BARRIL ¿y?, «más fácil vestirte que alimentarte» me dijeron una vez. Pero si hablamos de cifras estadísticas la realidad es que los solteros somos mayoría. Hay un 35% de solteros contra un 40% de casados, si a ese 35 le sumas un 18% de divorciados que también están solos, somos más del 50%, y los “no solteros” no nos ganan ni sumándoles el 8% de parejas extramatrimoniales que andan rondando por ahí. ¡TOMÁ!. Ese fin de semana no fue sencillo para mí. Pizza, helado y piyamas; llevando la depresión con dignidad. Nunca me había sentido mal por estar sola al contrario, en ese estado me sentía tranquila y con más paz que nunca pero también es verdad que estos tres años, físicamente (emocionalmente también) yo me había vuelto un poco más desastrosa de lo que siempre fui. Además de haber engordado (creo que van cuatro veces que digo que estoy gorda), ya no me importa salir a la calle arreglada, solo visto cosas que me quedan grandes porque holgada me siento más libre. No me arreglé más el pelo, se terminó muriendo junto con mi cintura. Nunca volví a pisar una peluquería, mis manos y pies se asemejan a los de un varoncito y si se trata de confesar, dejé de bañarme a diario. Pero es que básicamente no me interesaba salir a ningún lado, tenía como cien mensajes sin leer entre el correo, el whatsapp, los inbox y unas varias llamadas perdidas que no pensé nunca contestar. Y en ese momento, eso estaba bien. Volviendo a ese fin de semana catastrófico, entre comida chatarra y vodka me vi obligada a replantearme la clase de vida que había sin darme cuenta comenzado a vivir desde que M se fue y desde que decidí arriesgarme a cambiar de laburo con todo lo que eso implicaba. Me clavé una maratón de “Bridget Jones”, “Soltera otra vez”, “Cita a Ciegas” y todas esas mierdas donde la gordita, solterona, con un presente similar al mío, luego de pasar por tristes experiencias amorosas conoce a un “Mark Darcy” que dicho sea de paso está más bueno que el lemon pie, y por supuesto enamorado desde siempre de la protagonista. VÁYANSE A CAGAR, cínicos escritores de cuarta, la vida no es así, la vida de alguien como yo no es así. Cuando me pongo a analizar a ver dónde está mi Mark Darcy que no lo veo, se me vienen a la mente absolutamente todos los hombres que tengo a mi alrededor y ponéle que a mi alcance. En la oficina somos pocos, TRES HOMBRES. Mi jefe. Casado, con dos hijos y como de esos que ya no existen, amoroso y fiel a su familia. Lo admiro jefe, usted es un capo (mirá si por ahí me sale un aumento por los elogios). El contador, buena onda, feo pero divertido, recontra casado y con cuatro pibes. Y por último el vendedor, de él solo puedo decir una palabra: NO. En el barrio…bueno en el barrio no hablé nunca con nadie, excepto con Ale, pesa como 200 kilos y dice siempre haber estado enamorado de mí y yo lo quiero, mucho lo quiero. Pero el tema de él no se arregla con dieta y ejercicio. Vos y yo Ale, NADA QUE VER. Mis amigos…ufff de esos hay varios, pero por Dios santísimo, no hay ni medio que se pueda pintar como prospecto a candidato para terminar con mi sequía sentimental. Escucháme, yo estoy en edad de merecer un buen partido, no cualquier choto pues, no cualquier choto. Continuará...
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