Harta de juicios de valores
Cansada de explicar los porqués de mi proceder,
Condenada a negar el libre albedrío a mis neuronas,
A canalizar cada uno de mis actos.
Medir las palabras.
Poner el escudo entre la espada y la pared.
Controlar la rabia la ira, la terquedad,
La indignación de lo injusto.
A  cuentagotas desbordando los segundos,
Consumiendo y exhalando el humo,
Colocando mis desordenadas estanterías ras del suelo,
Para alcanzar aquellas cimas bañadas de incertidumbre
Para al fin saltar y alzar el vuelo.