EL PROYECTO BRIDE V
Publicado en Jun 24, 2015
En una de esas sugerencias basadas en mis búsquedas frecuentes de You Tube apareció una serie, donde habían dos mujeres buscando el amor online; hablaban de una app de moda, “para conseguir citas”, Tinder. La onda de esto es que tenías que ponerle corazones a la foto del chabón, y si el susodicho no te ponía un corazón a vos previamente o después de que te lo encontrés en la lista, nunca se enteraba que a vos te gustó o viceversa. ¿Se entiende?, una mierda soy para explicar estas cosas tan prácticas pero eso iba más o menos así.
No dudé en descargarme tremenda herramienta, aunque una vez adentro retrocedí un par de pasos al encontrarme con cada personaje…entre ellos conocidos, recontra casados y llenos de hijos (qué cantidad de cornud@s hay en esta aldea, che). Así pasaron unos días, en donde las “X” abundaron, por lo cual comenzaba a pensar que en ese lugar y con estos métodos yo no iba a encontrar nada, mucho menos amor. Hasta que apareció "Roberto"; el turco. Cuando vi su foto me pareció que de algún lado lo tenía, indagué su perfil y descubrí que se trataba de un tipo con el que salí hace años, onda amigos porque en esa época mi único presente era M (aunque no me tocaba ni con un palo), y la puerta no estaba abierta para nadie más (pelotuda). Por ese motivo nunca más volví a saber de este chico hasta ahora; y fue ahí que disparé mi primer corazón. “¡Roberto y tú se gustan!”, fue el mensaje que me devolvió al instante la app. Quedé chocha como si el Tinder fuera una bola de cristal que me canta el futuro. A los pocos minutos recibo un mensaje y entre “holas” que van y “holas” que vienen, quedamos de vernos. El viernes, a las 8. Continuará...
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