JOSEFA ENTRE MIS BRAZOS
Publicado en Sep 16, 2009
Es tan hermosa… más diría yo que una mañana de primavera, de esas que parece entrarme en el alma y llenarme de gozo. Dulce, como el canto del petirrojo que se posa frente a mi ventana. Luminosa, como la mañana de verano que enciende mi habitación. Cálida, como los rayos de sol que se cuelan entre los velos que cubren mi ventana. Mágica, como el arco iris que adorna el cielo después de una suave lluvia de otoño. Tierna, como su caricia en mi rostro, mientras me derramo sobre su regazo. Suave, como la brisa que me refresca en una tarde de verano. Es la más hermosa. La miro y me enloquece. Me enloquece de amor, me enloquece de felicidad, haciéndome reír… haciéndome llorar. Con su inocencia purifica mi alma, y con su alegría me la entera de delicias. La contemplo sin dejar de sonreír cuando baila, porque baila como una sílfide. Mi oído se deleita al escuchar su canto, porque canta como una alondra. Cuando la veo de reojo, simulo que no lo sé, y me contempla. Y me envuelve con su mirada. Su preciosa mirada transparente que me emociona. Y luego la miro, y sonríe. Yo sonrío también cuando me acaricia, me besa y me habla suave… me dice que me ama. Yo la amo también, como se ama al entregarse sin condición alguna. Sin temor alguno… Se lo digo y me besa otra vez.
Sé que soy parte de ella. La siento tan cerca, que no logro alejarme demasiado, tampoco quiero hacerlo. No quiero porque me hace falta, porque siento que me abandona el alma cuando no está, porque sin ella no hay vida… y si la hay, no tiene esencia. Qué más puedo decir? Lo maravillosa que es, que me muero si no está… No sé cuantas veces me he emocionado tan sólo al verla. La miro y con una sonrisa o un sutil gesto, derriba por completo mis muros. Esos que cada día construyo para no parecer débil o vulnerable. Anoche reímos juntas y, por unos segundos ella calló… me miró y dijo cuánto le encanta verme feliz. La miré, dejé de reír y la besé. Es que la amo tanto. Las palabras no expresan lo maravilloso que es poder verla cada día. Cómo me entibia el alma cuando corre a abrazarme cuando nos encontramos cada tarde. Cuanto espero recostarme junto a ella y acariciar sus cabellos… sus suaves y negros cabellos que al enredarse con los míos, son uno solo. A veces nos metemos a la cama por la tarde del Domingo para disfrutar de la calma de la soledad y la delicia de no hacer nada… sólo abrazarnos. Cuando duerme, la miro y acaricio su rostro… ese rostro perfecto en armonía, perfecto en belleza, perfecto en inocencia. A veces he querido despertarla, sólo para ver sus ojos. No lo hago. La dejo dormir para que sueñe, siempre me cuenta sus sueños. Sus preciosos y mágicos sueños, y a veces, sus pesadillas… Cómo me deleité con la perfección de su rostro, su cuerpo, su piel. Cómo acaricié cada uno de sus pequeños y perfectos dedos. Cómo recorrí cada uno de sus suaves y deliciosos centímetros de piel. Cómo me maravillé cuando nació y pude al fin, tener a Josefa entre mis brazos…
Página 1 / 1
|
raymundo
Arturo Palavicini
Sabes que te entiendo. Este poema es un canto a los hijos. Todos (supongo) los que somos padres vivimos y sentimos sensaciones similares sino idénticas.
Esa maravilla de ver a esos seres frágiles y mágicos tan cerca de nosotros...
Un beso Negrita.
Arturo Palavicini
Claudia Riquelme
Triples también son mis cariños,
LaNegra
Claudia Riquelme
Cariños de LaNegra
miguel cabeza
Abrazos a las dos.
JUAN CARLOS
Cariños..y besos..
Tu amigo,que te quiere mucho ¡¡
Juan Carlos..