CASCOS BLANCOS
Publicado en Aug 28, 2015
Los veo allí, moviéndose como hormigas, con sus cascos blancos apuntando al sol, inquietos por repeler sus rayos lacerantes. Sudan gotas exhaustas y hablan alto, muy alto, pues sufren de ignorancia, de oídos taponados y miradas esquivas, de pasos que todas las mañanas recorren el lugar a esa misma hora. El color de alguno resulta extraño, y de cuando en cuando la piel blanca se mezcla con las costumbres de las incivilizadas maneras para tornarse en otro extraño y descolorido compañero. También comen, seguramente de ayer, pero comen. En las sillas y mesas de los locales más nobles y selectos nos encomendamos a la providencia, y nos indignamos cuando alguien menciona el asunto, pues creemos sin dudar que la providencia, con todos sus ángulos y prismas, los debiera arrullar lo suficiente para conseguir un lustroso empleo y un exquisito pan duro. Por ello, no queremos oír ni hablar de desigualdades ni de partos provocados, bastante tenemos con gestionar la sobredosis de estrés que discurre, como un guijarro arrastrado por el río de la cotidianeidad, para además procurar la refinada reflexión de nuestras vastas mentes a galimatías inútiles y tareas triviales. Probablemente no sea necesario acudir a clichés ni difamar a locales de moda para perorar sobre la voracidad, nacida cual pájaro de fuego que a cada exhalación arrasa las inmediaciones y contagia su fuego eterno y secular.
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Elvia Gonzalez
javier castillo esteban
Elvia Gonzalez