Y qué resultó
de ser presos de un pasado
si las cenizas se transforman,
si los naranjos están flor.
 
El aire  sopla tibio
y en los cristales arden
los ojos de tantos
queriendo entrar.
 
No hay que callar
sino convertirse
y volar.
 
Es verdad,
los colibríes vuelan desde que nacen
y nunca paran
y por eso mueren en pocos días.
 
Pero nosotros
no tenemos que batir nuestras alas
para lograr el ritmo
de los pájaros en el cielo.
 
Alcanza con dejarnos fluir
en la nave magnifica
que construyo este imprescindible,
este imposible viaje.
 
Que eterno resulta vivir
¿Quién diría que la eternidad podía ser hermosa?
 
Tan acostumbrados a la muerte.
El fuego muere ante un ultimo rescoldo de su gran pasión,
el agua muere al ser tragada por la tierra
sin embargo tu y yo no morimos.
 
Vivimos incesantemente, incansablemente.
Eternamente.
¿Cómo puede ser, si la muerte existe y va a llegar?
El hecho es que cuando deje de sentir,
cuando mi cuerpo deje de moverse
y mi cerebro deje de alimentarse de los nutrientes de mi sangre: Moriré.
 
Pero tú no morirás en mí, jamás.
 
Porque el fuego muere al apagarse
pero su esencia vive, por siempre.
 
Porque yo me apagaré, mi mente también
pero no hay fuerza que pueda impedir que dejes de estar en mi mente.
 
 Mi mente se volará en el olvido de un cuerpo inerte
y tu recuerdo, en él vivirá, siempre.