Poliniza este brote antes que sea pardo y marchite,
recoge la roca que con agua se ablanda.
Colorea el océano y haz que una nube levite,
haz de ésta semilla una flor de lavanda.
 
Posees el don del térreo encanto,
en tus dedos, cuerdas de una gélida lira.
Contorneas la realidad bajo un lerdo manto
y rellenas el pístilo con una suave mentira.
 
Alzas los pétalos hacia el infinito,
luces de estrellas en frascos de aliño.
Una soga en tus manos de grafito
y de mirada que infunda cariño.
 
Sueñas en campos de intenso delirio,
relojes te atormentan las raíces.
Eres cala disfrazada de flor de lirio
y cambias bocas por toscas narices.
 
Calzas zapatos de un nadie elegante, 
y sueles arrugarte como una negra pasa.
Tienes el sindrome del eterno amante
que teniendo todo en su propia casa
busca consuelo en otra parte...