Ser o no ser
Publicado en Dec 20, 2015
Como el perro que ruega las migajas sueltas de la hogaza, así suplicaba por una idea que llevara mi nombre; todo era como empujar el viento.
Cuando pierdo la palabra, cuando no sé decir lo que pienso, entonces creo que no me recuerdo como quién creo que soy. Cuando no recuerdo quién soy, o lo que fui, algunas veces pienso que no hay un día en el que yo sea igual a otro día, por idéntico que parezca siempre me veo diferente. Me parece que no tengo una imagen propia, será por eso que me siento a veces un extraño en mi propio texto. En el uso de la palabra hay que ir por abajo, conquistar los propios miedos, hasta pasar por los límites del silencio. Esto tiene un riesgo; ese es el espacio del absurdo, lo que no se debe decir. Todos los que escribimos tenemos miedo de pasar por estos lares. Hay una línea que divide, de un lado todo lo que ya fue dicho, lo que se repite hasta el cansancio; no hay riesgo en lo que está dado, el fuego del absurdo no lo toca, del otro lado; lo nuevo, lo novedoso, pero, con un riesgo. Quizás por esto siempre me olvido de quién soy, en esta idea de no repetirme, cansado de escribir lo mismo, siento el agobio del exceso de repetir y repetir y volver a repetir textos irrelevantes, si quedara yo atrapado aquí qué sería de mí. Mi miedo se hizo realidad. Se me perdieron algunas palabras y si esta semilla de la dignidad poética se me pierde, mi letra se convierte en una repetición absurda. Aunque sea a media sombra lo diré, aun cuando hoy no se decir lo que quiero, no conozco otro recurso que hablar a medias tintas. Ahora mismo yo también estoy necesitando una metáfora que me ayude a explicarme que no siempre soy quien creo que soy ¿Qué cosa no, cómo una sustancia tan volátil (mi propio ser) puede contener una idea tan inexpugnable?
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Enrique Gonzlez Matas
TE ENVÍO MI FELICITACIÓN PARA ESTAS FIESTAS Y PARA EL AÑO 2016 CON UN FUERTE ABRAZO.
gonza pedro miguel