Episodio XI: El despertar del Inmovilismo
Publicado en Dec 21, 2015
Episodio XI: El despertar del Inmovilismo.
Ayer fui a votar. Cuando llegué al colegio no vi el habitual Patrol de la Guardia Civil custodiando nuestro voto y me extrañé, pues a priori eran las elecciones más candentes de los últimos años. No se por qué pero el mero acto de votar me endurece el gesto e incluso adopto una actitud bastante sobria. Ni la resaca, ni los consejos de última hora me hacían pestañear ni confundir la papeleta La gente reía, charlaba(o más bien vociferaba) y hablaban de las navidades o el partido de Osasuna. Alguno que otro, lejos de estas dos empresas, cotorreaba y escudriñaba desde algún rincón a los vecinos del valle, haciendo del colegio un mentidero, la sala de estar de las hacendosas zurcidoras. En esta ocasión me pareció que la participación era masiva, aunque seguramente fuera la hora, después de salir de misa, tomar el vermouth o sacar al perro, la principal responsable de este pensamiento. También el tiempo, bastante suave para la época del año, pudiera tener algo de culpa Hasta ahí todos contentos, una croquetita, un Martini, y a esperar… Mientras en una Galaxia muy lejana ... (. Esperar , esperar ... Practico ejercicio de relajación cuando nos ponen unas elecciones en diciembre, como si el voto por sí solo fluyera a la urna y usase la Fuerza de sus ancestros, los árboles, pidiendo desesperadamente consejo, y el consejo fuera : ve a comprar al Corte INgles, festivo de apertura ... ) Pero las esperas discurren por caminos paralelos a nuestras ganas, así que amenizamos la tarde con la mejor película de Star Wars desde que se volatilizasen sus personajes allá por los 80. Quizá la única vez en la Saga que el director de la película quiso, en un ejercicio de humildad, no mostrar las armas tecnológicas que tiranizan a las grandes superproducciones del s. XXI. Han Solo, Leia, Chewie, Luke… Incluso el busto desfigurado de Lord Vader consiguieron hacernos vibrar...Recursos sencillos y eficaces que quedaron ligeramente empañados por un archienemigo patético. En definitiva, viejas glorias que rememorar y disfrutar en compañía de un viejo amigo. Llegué a casa a eso de las diez, y en la tv se daba a conocer el mapa coloreado con la tinta de los principales partidos políticos. Por un momento pensé que “el cambio” no era, únicamente, lo que recibías cuando pegabas de más una cuenta. Al margen de los malos resultados de los dos monstruos, que aun con todo seguían a la cabeza, se apreciaba una mayor representatividad. Sin embargo pronto se diluyó la ilusión y se transformó en una indeseable y viscosa certeza, que deduje en la siguiente dicotomía: Inmovilismo A (voto rojo y azul) frente a Inmovilismo B( voto morado) Efectivamente ya no eran dos partidos, eran tres, solo que el último aglutinaba a las fuerzas inmovilistas del grupo C, al patriotismo rancio y desfasado de los megalómanos, y a la carcoma barnizada con toneladas de Polyform. Sentí vergüenza al escuchar "sanidad pública, blindaje de derechos sociales, solidaridad y pluralismo"pues inevitablemente fantaseaba con Testaferros en bandeja de plata para el voto útil y casitas de piedra en Pals. La obra inacabada del secesionismo encubierto toca a su fin, es hora de coger la espada láser y empuñar la bandera del " sí se pué" La "primera orden" tiene su nueva Estrella de la Muerte. Eso sí, esta vez sin efectos especiales .
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