A veces me pregunto si podre encontrar el amor, ser lo que los demás esperan de mí, escucho decir a todos y en todos lados, tus tíos fueron esto o aquello de jóvenes, les fue muy bien en aquello que hacían. Tus primos son muy inteligentes, a unos de ellos le va impresionantemente bien en la universidad, además ya obtuvo un trabajo, lo han ascendido de puesto, le pagan muy bien. Seguro tú también  lo consigues o a lo mejor los superaras escucho decir a mis tíos, a mi madre.
A veces me pregunto si conoceré a esa chica que querré no por sus ojos hermosos sino por aquellos ojos que me miraran y consolarán cuando me encuentre desanimado o triste.
A veces me pregunto, si aquella chica compartiría sus éxitos y fracasos conmigo, y cuando me necesite, estaré ahí para apoyarla, darle ánimos y decirle mientras le abrazo que no se encuentra sola, que cada vez que derrame una lagrima yo seré su paño que limpiara sus mejillas.    
En estos días de navidad, cuando observo mi familia reunida en una mesa comiendo un delicioso pavo; a veces me pregunto: si será mejor el próximo año o peor. Además, si dejare de cuestionarme tantas cosas.
Creo que eso es imposible, todos nos cuestionamos a nosotros mismo y eso es bueno hasta cierto punto; si tengo la fe que el próximo año será mejor y las ganas de hacerlo cumplir, tal vez sea cierto; no quiero ser como aquellas personas que se proponen muchos objetivos además de gritarlo a los cuatro viento y al término del año no han cumplido ninguno.
Yo tengo solo un objetivo el cual es hacer aquello que más me gusta y que es mi pasión sin importar que los demás me critiquen o piensen de mí.