Ella II
Publicado en Jan 20, 2016
Ella, era como querer cambiarle el gusto a la sal; un imposible.
Ella, tanto te lleva a desear como a soñar y yo, en todo me doy en falta, no hay a quien le sobre para alcanzar de ella lo necesario; escaso en recursos, los años muchos, la pinta poca, así, con poco acuerdo con mí razón, entre miedo y esperanza; cebado en sus ojos de miel, alcancé la osadía. De tan poco escote, tres veces más soñada que mirada y siete veces más linda de lo que esperaba. En su risa, no me prometió menos y con tanta pujanza jugaron sus manos con las mías que el fuego consumió mi pecho, mis ojos y aun mis manos que sobre ella estaban. No se detienen mis manos, jurando por cada parte que era suya, así salieron en atropello por aquellas escaleras o gradas las pasiones que la idolatraban. No sé si, caminaba o volaba, bien puedo decir: que el deseo y el fuego que de ella salía no me dejaban ver ni cielo ni palmo de tierra por donde iba. Ahora sé muy bien que no hay mayor bien, ni grandeza que la iguale. Si alcanzar sus ojos lo cuento como una gran victoria, cuanto más, si me enseña frescuras venturosas de su humana arquitectura.
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Enrique Gonzlez Matas
TE FELICITO CON MI ABRAZO Y TE ALIENTO A SEGUIR POR ESA SENDA DE PROSA POÉTICA AMOROSA.