la CHICA danesa
Publicado en Jan 28, 2016
La CHICA danesa
Desde un balcón teñido se vislumbra el origen de una lágrima contenida... Tersos y confusos pómulos dialogan con una voz clara y divina La contemplativa vida del pintor en el mismo rincón, diluida entre fiestas de copete y cigarros con boquilla, se desprende y marca sus propios recodos, aferrada a una identidad desconocida e imbuida por una certeza que irrumpe subrepticiamente. Los peces y los barcos que atracan en Copenhage sirven de paleta al director para exhibir el fresco de una sombra que únicamente anhela hallar su horma. Allá, más lejos si cabe, se derrumba la otra cara del matrimonio, la segunda mejilla de un ser cómplice inocente de la ruina y la incomprensión, la frustrada existencia de quien se vacía por henchir los resquicios inhabitados de los demás. Entretanto , los retratos de alguien que no conoce su piel se desvanecen tiernos y tranquilos durante el sueño reparador de unas manos asidas con gracilidad a la almohada. Ser artista pasó a un segundo plano, un esbozo reducido a la dedicación auténtica y sin fisuras El escenario muta con una facilidad detrás de los pilares de una sociedad estigmatizada por talentos histriónicos y acaudalados. De bigotes y levitas, de creencias desechadas y de sueños casi palpables. Los residuos de la Belle Époque abren paso a un surrealismo en ciernes, un optimismo camuflado de apariencia y metal. Pero la muerte no cesa y en su camino pedregoso recoge los cuerpos que yacen en las acequias, solos, incorruptiblemente desamparados y con el único abrigo de saber que algo o alguien más vital y sincero que nuestra almidonada chaqueta bulle dentro de nosotros. La estética ha muerto en manos del lirismo, las voces exhaladas se distorsionan hasta cobrar sentido con el singular fin de concernir la unión de dos almas. Nace igual que perece el valor descorazonado, mas en esta ocasión la balanza ha decantado su figura vacilante hacia un mundo pleno y completo. Lili ha vencido a la vida
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Elvia Gonzalez
javier castillo esteban