Buenas noches. Les quiero contar una historia. Pero no cualquier historia. Ésta es la historia de un hombre común. Alguien por quien nadie se preocupaba. Una persona callada, tímida, hasta casi podría utilizar la palabra "invisible". Ése soy yo. Hola. Mi nombre: Saúl Fonseca. Profesión: oficinista, el trabajo más odioso del mundo a excepción quizás de la del periodista. Dicho esto creo que sería redundante afirmar que odio al periodismo en general por razones que daré a conocer más adelante. No tengo hijos, porque pese a los deseos de mi esposa de tener dos o tres, soy de la idea de que este es un mundo demasiado gris como para traer a un niño al mismo.
Pero esto no es demasiado importante, sólo a modo de pequeña, humilde y tonta presentación de mi persona. Lo realmente importante, lo que me llevó a tomar esta desición es hablar de los hechos acontecidos durante el pasado mes de Abril. Cuando decidí matar uno por uno a mis compañeros de trabajo. Sí, no lo niego: YO lo hice. Yo argentino. Saúl el invisible, el perdedor, el inútil. Una semana me llevó hacerlo. Y claro, uno por día para no cansarme ¿vio usted?. ¿Cómo dice? ¿El motivo? No, no me molesta decírselo. Me dejaron de hablar. Ya sé que a usted le parecerá una idiotez o una exageración matar siete personas sólo por eso, pero no subestime el poder de la indiferencia. La indiferencia mata. Primero al ignorado y a veces también a los ignoradores como en esta oportunidad. Los detalles escabrosos de cada asesinato los guardaré para cuando este triste en mi celda y necesite algún recuerdo feliz que me saque del pozo depresivo. Además quiero seguir viendo como esos asquerosos periodistas siguen llenando horas de programación e imprimiendo páginas de diarios hablando como si me conocieran. Asquerosos chupa sangres. Sé que ustedes también leerán esta carta que escribo (sin culpas ni remordimientos ante la tarea realizada), por eso les digo esto a toda la ciudadanía: ustedes también deberían estar encerrados como nosotros. Ustedes generan el verdadero pánico en la sociedad. Ustedes, los que disfrutan depravadamente recreando una y otra vez como se mato a tal o cual individuo. Como si las familias de las víctimas no tuvieran suficiente ya con lo que pasó. Lo que hice, aunque justo, merece ser castigado, pero lo de ustedes es asqueroso. Lo de ustedes me da náuseas. Lo de ustedes es el verdadero crimen mayor.
Saúl Fonseca.