En un sueño profundo, en el cual
todo cobraba vida, ese sueño tocante
y colorido, donde la lúz del sol te
abraza y te deja sentir su calor y cariño
hacia ti, ese sueño profundo donde tu
habitación es tu mejor amigo y te recibe
siempre con alegría en su diverso mundo
interior donde abarca lo superior y desembarca
lo inferior, donde adentro es un mundo, un castillo,
un palacio abundante en secretos y virtudes,
donde tu amiga la cama te consuela y la almohada
es tu alcahueta, ese mundo interior donde el techo
es tu guardián y la sábana tu protectora, ese sueño
en cual la música suavemente te actíva y de las
cenizas te derriba, al despertar, veo que todo está
quieto e intácto, sorprendido me levanto y de momento
un cálido aire que penetra los espacios con su esencia
me roza y me lleva de su mano hacia las afueras,
al salir y mirar, el viento me mostraba los caminos y
las realidades, ya no era todo una fantasía pero
una hermosa realidad, al caminar por ese camino
iluminado de sonrisas, allí en la esquina ví un arbolito,
un arbolito desconocido pero pero humilde y sonriente,
hacia él caminé y a su lado lo acompañé, y sonriendo
me recibió, allí sentado junto a él, el aire fluía, sus hojas
me rozaban, su verdor me acontentaba y su presencia.
me acompletaba, las luces solares se tornaron a un rosanaranjo,
besadas de cerezas y abrazadas de nubes, las cuales me alertaban
a regresárme a aquél palácio diverso y colorido, invité a mi amigo el árbol
a que me acompañara, pero había algo, un miedo que nos separaba y nos hacia
sentir despejados, pero me impuse frente al miedo y decidí crear un entorno,
un palacio especial entre él y yo, donde el miedo ni alguna otra cosa
superficial se interponiera, y la realidad y la felicidad gobernará,
y que un "te quiero"  nos entornará.