La piedra fundamental
Publicado en Feb 18, 2016
La piedra fundamental
Aquí, circulando en ideas, en círculos concéntricos, irremediablemente por mis textos, en diálogos circulares con mi propia voz, conociendo el mundo, el universo a través del verbo. Por este cosmos que parecer ordenado y caótico a la vez. Me pregunto: ¿Cómo puede existir el orden en un universo caótico? Pero existe, lo vemos; existen los días, los meses los años, los perfectos círculos, pero también existe; lo casual, mi pluma, los espejos, copias de una realidad imperfecta como mi vida. ¿Un delito de la razón, una arrogancia de mi vanidad? Quizás el orden no existe o es sólo una invención de nuestra mente, un invento de la razón, pero los círculos existen, con razón o sin ella podemos decir que, un círculo, es perfecto y si existe un elemento perfecto, puede existir: Lo perfecto. La idea así planteada es bastante coherente pero, ojo, puede ser sólo, un juego del lenguaje, una falla, una grieta del lenguaje, un disfraz de la palabra, un mero carácter gramatical, que por una confusión humana, arto humana, ¿se permite expresar algo como perfecto, aun cuando no lo sea? Mi fidelidad es a un orden, a un método, a un ritmo, aun cuando en realidad en el fondo, tal vez no lo sean. Quizás no pueda percibir lo eterno (no puedo estar ahí para probarlo) pero, puedo ver y entender que siempre hubo un antes y a partir esto podemos sospechar que siempre habrá un después, pero también esto puede ser una ilusión de los sentidos. Puedo dudar de todo, pero de lo que no puedo dudar de que estoy inmerso en una razón. Existió una razón primera, un Logos, como dirían los griegos, que fue pasando de hombre a hombre hasta ser parte de mí propio ser. En este preciso instante, aquí, ahora, en mí, existe una razón o logos que es parte de todas las razones presentes, pasadas y futuras; es decir, soy una partícula o punto ínfimo en el espacio donde, todas las razones convergen; una razón en el universo, donde toma forma como un ente corporal, en mi propio ser. El logos, es una razón que parece ser, más real que nosotros mismo, ( un día dejaré de ser y lo que camia y deja de ser, en realidad no es) lo que podríamos decir: somos una sustancia hecha de razón. Somos, soy, una pequeña parte del tiempo eterno de esa razón que todo lo atraviesa. ¿Vivimos y nos movemos en función de una Razón, que va más allá de nosotros mismos? Podríamos decir, estamos al servicio de una razón, más amplia, que va más allá de nuestros propios intereses, en este sentido, cada acto personal o particular es una ilusión; siempre apuntamos a intereses que no sabemos o no conocemos. No podemos pensar nada por fuera de esta razón. Existe una razón para todo o no existe una razón para nada; la historia niega este último postulado; se ve un camino trazado, se nota una dirección, no solo en el pensamiento humano, lo podemos ver, en el diseño de una flor, en la arquitectura de una semilla; se percibe una finalidad, un objetivo. La maternidad es un hecho, la paternidad un acto de fe. Es un hecho que esta es mi letra, pero la razón de mi texto, ¿es sólo mía o hay algo más que subyace por sobre mi pluma? ¿Confiamos excesivamente en la razón? ¿Podemos pensar en la inmortalidad de la razón? ¿La razón propone un deber? ¿Le confiere lucidez? ¿Hay un progreso en lo esencial de la razón? ¿Es eterna la memoria de lo que la razón sabe? Y si mañana hubiera olvido ¿Puede ser, sin que, ni para que, de una razón sin memoria?
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Enrique Gonzlez Matas
TE FELICITO POR TU INQUIETUD Y TE ENVÍO MI ABRAZO.
gonza pedro miguel