Soy de esas que sueñan más despiertas que dormidas,
Que disfrutando los pequeños momentos,
Se dejan llevar a la deriva sin perder del todo el norte.
Soy de las que no solo mira el mundo, sino que lo observa.
De aquellas que pueden reír cuando lloran,
Que se llenan y se vacían solas.
De las que improvisan  y abren el alma sin pensar el qué dirán.
Soy soñadora nocturna con sueños pendientes,
Con metas, montañas, cimas aún por escalar.
De aquellas que perfilan el camino y notan la arena bajo sus pies.
De las que a veces duda, de las que sienten, gritan, añoran y  adoran volar.
Aquellas que un día perdieron la vergüenza, que no el respeto, en algún bar.
De las que miran a los ojos, buscando más allá.
De las que no tienen término medio. De las imprevisibles.
De las que no saben aburrirse, de las que no saben callar.
De las que mira absorta a las estrellas  y se relaja escuchando las olas en algún rincón perdido,
Donde escribe una o dos frases sin sentido, en un cuaderno nuevo repleto de páginas en blanco.
Donde dice sentirse plena. Donde dice encontrar el camino. El camino que la atropella, el que busca y no encuentra, girando sobre sus propias huellas.
De esas que no quiere perder las alas, y se aferra a clavos ardiendo.
De las que arañan el tiempo.  Sortean las olas y escuchan al viento.