La Expedicin Divina
Publicado en Mar 11, 2016
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En la mañana la niebla asciende sobre el mar, llenando al barco de un viento helado y denso, como de costumbre, todos nos levantamos muy temprano para comenzar con nuestras labores de investigación sobre la vida aislada de la “civilización” por llamarle de un modo a nuestro entorno caótico y rutinario, el capitán del navío desciende a nuestras habitaciones informándonos a cada uno de los de nuestro grupo que estamos próximos a llegar al complejo de las tres islas objeto de nuestro estudio, las cuales descubrimos hace poco tiempo y después de un periodo de observación, tenemos la creencia que existe una sociedad antigua allí, éstas tienen por nombre, ASORBENET, la primera y más grande de todas, ATIDLAM, la segunda, que está al lado derecho y es la más pequeña, y por último ARTSEINIS, la menos accesible de todas, pues está siempre completamente cubierta de un capa blanca parecida a la niebla, digo parecida pues aún no sabemos de que se trata. Alistamos nuestro equipo de trabajo con gran ansiedad, subimos uno a uno a la cubierta y de paso utilizamos un pequeño lapso para desayunar, el capitán aprovecha el momento en que todos estamos reunidos para contarnos que fue difícil encontrar las islas porque por alguna extraña razón cuando nos adentramos en el mar cercano a ellas los GPS dejaron de funcionar y muchos aparatos electrónicos también, rápidamente sacamos los equipos de computo, celulares, GPS, y no tardamos en corroborar lo dicho por el capitán, así que decidimos ir más allá, investigamos y estudiamos, dándonos cuenta que el magnetismo del lugar era muy alto, lo que impedía el perfecto funcionamiento de ciertos aparatos, afortunadamente, las cámaras fotográficas servían, hecho que nos alegró bastante, pues estaba claro que al menos tendríamos imágenes de los lugares y cosas que allí encontráramos, así que terminamos de desayunar, discutimos si dividirnos en pequeños grupos de búsqueda o adentrarnos en aquellas misteriosas islas en uno solo, a lo que el capitán advirtió que tan solo eran ocho hombres de su tripulación con él, además dos de ellos debían quedarse en el barco, sugirió entonces que fuésemos en un solo grupo para mayor facilidad de comunicación y de trabajo.
 
Mi equipo de investigación de campo estaba conformado por seis personas, cada uno especialista en un campo diferente, Howard Blackwood, astrofísico, con distintas publicaciones en revistas científicas, era un hombre alto casi de 1,90 metros, piel de tez morena, su cabello demasiado corto de color negro, al igual que sus ojos, siempre llevaba puestos unos lentes redondos medianos, de 39 años de edad, era un amigo personal de mi infancia; Bram Philips, antropólogo, catedrático de la universidad Escandinavia, asesor de primer grado de consulta de la Sociedad Antropológica Global (S.A.G), estatura media (1,72 metros), de 47 años, era el más veterano entre nosotros, de tez blanca, cabello corto siempre peinado hacia un lado, de color negro con algunas canas, una barba ligeramente fina que iba desde sus patillas hasta el mentón, ojos miel, una persona tranquila y serena, quien mejor decidía en el grupo cuando nos encontrábamos en un problema de conceptos, amigo de la universidad; Alicie Pizarnik, lingüista, directora de la Biblioteca Nacional de Alejandría, nombrada así por la biblioteca histórica de Alejandría, docente universitaria de diferentes instituciones, la más joven del grupo, 26 años, aventurera de riesgos, excelente deportista, de tez  blanca, su cabello de color castaño, ondulado, largo, casi a la cintura, ojos verdes, 1,68 metros, es una amiga personal desde hace diez años; Isobell Schmelzer, geóloga y botánica, subdirectora y fundadora de la Unidad Geológica Especial (U.G.E), especialista en volcanología, investigadora de primer grado del Instituto Vulcanólogo de Heimat (I.V.H), de piel blanca, cabello rojizo y crespo, ojos grises, estatura de 1,78 metros, 33 años, con una gran habilidad para adaptarse casi a cualquier parte, experta en la mayoría de  terrenos,  la conocí en el  instituto Land, amigos desde hace de diecisiete años; Laurie Toulalan, historiadora, especialista en mitología universal, directora del museo Dieux, catedrática de la Universidad Connaissance, jefe de investigación de historia y mitología de la misma, consultada por diferentes historiadores, directores de museos, decanos de historia y renacimiento, piel blanca, cabello negro lacio, ojos pequeños casi achinados de color miel, 31 años de edad, siempre llevaba puestas unas gafas de marco pequeño cuadrado, con una estatura mediana (1,69 metros), amiga de la infancia; y por último estaba yo, jefe del grupo de investigación, mi nombre, Vernon Kuchki, cosmólogo, literario y astrónomo, director en jefe de la corporación de investigación de mitos ocultos (C.I.M.O), cofundador del instituto de cosmología sideral (I.C.S), directivo del colegio de literatura mítica (C.L.M), mi descripción física: 1,75 metros de altura, cabello negro lacio un poco largo, tez blanca, ojos negros, 35 años de edad, creador de la presente investigación.
 
Una vez llegamos a la primera isla, ASORBENET, nos adentramos en ella, después de pasar la costa, nos encontramos con un bosque denso y frío, pero con mucha luz, estaba muy iluminado, tenía unos árboles magníficamente grandes, parecería casi que tocaban el cielo, el camino no tenía mayor dificultad, Isobell, nos hablaba de la cantidad de especies de plantas que se encontraban a nuestro paso, sorprendida, ya que unas dos o tres se hallaban extintas, o al menos eso creíamos allá, en la “civilización”, pero eso no fue el mayor asombro para ella, sino el hecho de haber encontrado plantas que ni si quiera conocía, tomo unas cuantas muestras y las guardo con delicadeza, mientras más nos adentrábamos en la isla, era más asombroso el paisaje, para nuestra sorpresa las aves cantaban, especies nunca antes vistas por nosotros y lográbamos oír ciertos ruidos provenientes entre los árboles, era maravilloso, retratábamos lo que más podíamos, tratando de capturar cada mínimo detalle, de pronto salimos del conjunto de árboles y lo que vimos fue totalmente impactante, encontramos algo parecido a unas vasijas alrededor de una especie de fogón de barro, grande, impetuoso, más o menos de cuatro metros de altura, las vasijas eran de un tamaño proporcional al mismo, es de resaltar que ninguno de nosotros era capaz si acaso de mirar dentro de ellas debido a su tamaño, tenían una especie de dibujos en su exterior, y una escritura bastante compleja y antigua, parecida a una mezcla del latín y el japonés –mencionó Alice-, fotografiamos cada vasija y cada escritura, letra por letra, las imágenes de las vasijas eran parecidas a personas, muchas pequeñas, alabando a unos cuantos gigantes, aquellos, tenían cuatro piernas o patas, como un animal, de hecho su cuerpo poseía una cola larga que llegaba casi al piso, pero su parte superior era como el de cualquiera de nosotros con la diferencia de sus brazos, pues poseían cuatro, además sus cabezas poseían dos caras, una adelante y otra atrás, cada una con dos ojos y una boca, también a los lados de su cabeza había algo parecido a las orejas humanas, de a una en cada lado, encima de éstas un ojo, igualmente en cada lado, es decir, tenían seis ojos, dos orejas y dos bocas, sin nariz, quienes los alababan, eran muy parecidos a los humanos, piernas, brazos, todo igual, en realidad era una pintura bastante rara. Llegamos a la conclusión que aquello pudo a ver sido obra de unos nativos de dicha isla, quizá hijos de personas que iban en un barco que naufragó, posiblemente la locura o la exposición al sol, los hizo venerar dioses inventados. -Dioses antiguos, creo haber leído sobre estas figuras, no se logró clasificar dentro de una mitología como tal, pero se trataron como dioses, se les llama “Tenebrus”, no son imágenes nuevas, pero si remotas, las estudié hace algunos años, las vi por primera y única vez hasta hoy, en el Codex Misterionom, que data del siglo IV o VI, no se sabe bien, pero la escritura que allí encontramos, no coincide con la plasmada en las vasijas, -mencionó Alice, con voz agitada y con demasiada emoción-, decidimos instalar allí un objeto que es buscado por satélites, con una cámara permanente que manda imágenes constantemente a nuestra base de datos en el laboratorio. Continuamos caminando con el propósito de buscar un buen lugar donde acampar, pues era mejor armar la tienda de campaña prontamente para dejar ciertas cosas allí e investigar más sobre esa isla. Luego de un tiempo, encontramos un pequeño río junto a un césped verde, suave como una alfombra, decidimos que era el mejor lugar, nos acomodamos allí, tomamos un poco de agua, descansamos unos minutos y retomamos la expedición, pero primero dejamos unos interruptores de sonido y a una persona de la tripulación del capitán, para no perdernos, pues no funcionaban ni los GPS ni las brújulas, una vez habíamos cuadrado todo, empezamos a caminar más ligeros de peso, lo que nos ayudo a aumentar el ritmo, subimos por una colina y nos encontramos con dos sorpresas, la primera era un puente que comunicaba a ASORBENET con ATIDLAM,  la segunda, veinticinco chozas en forma de circulo con techo de un material de color azul, algo parecido al barro pero con la dureza del cemento, entramos a una de ellas y no encontramos a nadie, ni nada, estaban totalmente vacías, pero su arquitectura era espléndida, fantástica, nos asombró mucho su calidez, además de la ubicación de las ventanas, estratégicamente puestas para saber la posición del sol, así que salimos de ellas, siempre tomando fotografías, decidimos que al otro día cruzaríamos el puente, pero pasaríamos la noche en esas chozas en vez de la tienda de campaña, así que otro tripulante se devolvió para avisar a quien nos esperaba y de una vez para traer las cosas.
 
Ya caída la noche, vimos como las ventanas, no solamente funcionaban para la posición del sol, sino también para ubicar ciertas constelaciones y complejos de estrellas, era algo asombroso, cada hora que pasaba allí prefería quedarme que tener que volver, así pasaron las horas y todos nos quedamos completamente dormidos, de pronto un rayo de sol nos ilumino el rostro y nos despertamos poco a poco, me sentía descansado, dormí como hace mucho no lo hacía, en verdad fue placentero, acogedor. Cuando ya estábamos listos, notamos que faltaba una persona de la tripulación del capitán, creímos que había decidido ir a dar un paseo o algo parecido, pero como no podíamos perder tiempo, le dejamos el interruptor de sonido dentro de la casa con una nota que decía: “Ya partimos hacia ATIDLAM”, esperando que nos encontrará allá, caminamos unos cuantos metros hasta llegar al puente, era bastante alto y abajo se podía observar el mar rodeando una rocas filosas y puntiagudas, que de caer, mataría a cualquiera, avanzamos lentamente y con cuidado de no tropezar por el puente, uno por uno, pues no queríamos que el peso de todos pudiera desfondarlo, una vez todos estábamos del otro lado, vimos la majestuosidad de ATIDLAM, tropical en todo su entorno, pero nos encontramos con una inscripción en una piedra gigante al lado del puente, en donde se plasmó:
 
“Ne intraveritis filii Tenebrus hic inveniam aut mortem”
 
! Latín ¡ –exclamó Alice con felicidad- es latín, vaya sorpresa, un idioma claramente conocido, ¿pero qué dice? –preguntó Howard-, pues literalmente traduce:
 
“no entren aquí hijos  de Tenebrus o encontraran su muerte”
 
Una guerra territorial –Anunció Bram-, o quizá podría tratarse de una guerra religiosa –intervine-, una guerra a fin de cuentas –volvió a hablar Bram-, el caso –intervine de nuevo- es que podemos determinar que hubo una guerra entre estas dos islas, quizá por cuestiones territoriales o divinas, tal vez fue eso lo que acabó con la población de ASORBENET, y por eso encontramos las chozas vacías, entonces –Dijo Laurie- existe una gran probabilidad de que encontremos población en esta isla, maravilloso –exclamo Howard-.
 
Avanzamos entonces lentamente tratando de hallar algo o alguien, después de una hora y algunos minutos caminando, escuchamos ruidos, pero no cualquier clase de ruido, sino comunicación en latín, cosa que nos entusiasmó muchísimo, decidimos acércanos sin hacer ruidos por no ir a asustar a quienes hablaban, pero cuando logramos mirar entre los arbustos, lo que vimos fue algo raramente impactante, eran unas diez o quizá veinte personas, o al menos algo muy parecido a los humanos, haciendo un ritual, un sacrificio de otra persona pero ésta, no se parecía a los otros, era algo diferente en ciertas facciones, pues quienes hacían el sacrificio eran de piel morena completamente rapados, mientras el sacrificado era de tez blanca, sus cabellos rubios, no tardamos en descubrir que era de otra tribu; pero lo que más nos alarmó no fue el sacrificio, sino el templo, era una roca en forma de mesa, muy grande y detrás de esta una silla de proporciones enormes casi que de unos ocho metros, fue impresionante, pues era obvio que ninguno de los presentes podía subir allá, mientras lo sacrificaban decían estas palabras, que tradujo Alice:
 
“Sálvanos oh poderoso Malum, tú que escupes fuego a quienes nos asechan y nos atacan, tú que de los Tenebrus nos liberaste, cuando ellos eran cinco y tú uno, ahora sálvanos de Exitium y Creatio, la pareja del bien y el mal, pues solo tú eres los dos en uno.”
 
Después de analizar lo dicho por aquel devoto grupo a su dios llamado “Malum” creímos que lo mejor era retirarnos y mirar cómo podríamos entablar comunicación con ellos, así que al retirarnos lentamente observamos un viejo camino hacía una cueva, decidimos que era buena idea entrar allí, pues empezaba a nublarse el cielo y lo mejor era escamparnos de la lluvia, una vez dentro de ésta, caminamos lo que más pudimos, era bastante oscura y húmeda, por fortuna llevábamos linternas a la mano, caminamos mucho, quizá una o dos horas, no lo sé bien, solo recuerdo que cuando menos pensamos sentimos un frío helado que nos recorría el cuerpo y vimos como al final de la cueva había una luz blanca y estaba todo cubierto con una densa niebla, que no nos dejaba ver mucho, cuando salimos,  logramos ver algo, vimos un terreno totalmente diferente, algo indescriptible, era una construcción gigante tapada por las espesas nubes que le rodeaban, pero lo que más nos impactó, casi que nos petrificó, fue observar a lo lejos una figura de un hombre y una mujer, con una túnica blanca y negra, el hombre media por los menos dieciséis metros, mientras la mujer medía unos doce, ella llevaba una espada blanca gigantesca y él dos martillos atados por una cadena, uno a lado y lado y la cadena sobre su cuello, no sabría describir el color de piel de él, parecía cubierto del pelaje de un tigre, pero era piel, se notaba de lejos, su cabello, largo y rubio y sus ojos rojos, casi que irradiaban furia, en su martillo derecho tenía una inscripción “Exitium”; la mujer, tenía una piel quizá igual que la de él, pero blanca, es decir como el color y con las rayas de un tigre blanco, era hermosa, ojos azules que expedían tranquilidad, serenidad, en su espada, decía en letras muy finas “Creatio”. Cada vez las cosas eran más claras, estos eran los dioses de los que hablaban aquella tribu de la isla de ATIDLAM, lo que nos indicó que nos encontrábamos ya en ARTSEINIS, maldita suerte –exclamé en voz baja-, que gran descubrimiento, ¿pero que nos espera ahora? -dijo Bram con preocupación en su rostro-, logramos escabullirnos hacia una edificación bastante mágica, que tenia ciertos datos, como libros, pero eran demasiado grandes, logramos abrir uno que se titulaba “Codex Initiationis” allí logramos leer un poco de la historia de estas tres islas, encontramos la respuesta del porqué las habíamos hallado tan fácilmente y apenas hasta ahora y no antes, entendimos que estas islas tenían un campo magnético que no permitía que nada las rastreara, pero para nuestro pánico, no porque no querían ser encontradas, sino porque había sido sellada para que nada ni nadie salieran de allí, por dos dioses muy poderosos, que habitaron la tierra, que hacían parte de un grupo de dioses de gran poder que manejaban el universo, era conformado por trece dioses, pero no decía sus nombres, tan solo estaban los nombres de quienes los habían encerrado, “Semmi” una mujer, lo supimos por la ilustración, y “Minden” un hombre, hablaba también el libro, de una revolución y la destrucción de los trece dioses guardianes, además de la anarquía, el territorio por poder y muerte. Hablaba de los dioses Tenebrus, mitad animal, mitad dios, y de cómo fueron subyugados por “Malum”, dios de los volcanes y el fuego, un dios vil y cruel señalaba el libro, de cómo “Exitium” y “Creatio”, dominaban las tres islas y de una revolución planeada para acabarlos, por parte de “Malum”. Todo esto pasaría en el vigésimo tercer solsticio astral de Asgard. Howard, haciendo unos cálculos rápidos, descubrió que ese día era esa fecha que resaltaba el libro, es mejor que huyamos de aquí al barco –Dijo el capitán-, palabras sabias –comenté-, profesor Vernon ¿cómo salimos de acá? –Me pregunto Isobell-, No lo sé –respondí- mientras la tierra temblaba fuertemente.
 
Todo fue caos por unos minutos, mientras huíamos vimos como alguien, o mejor algo, emergía de un gran volcán que se hallaba en ATIDLAM “Malum” –exclamó Howard-, y como antes de que aquel dios llamado “Exitium” levantase sus martillos, de la nada cayó un rayo que casi nos cegó por completo, apenas logramos divisar, contemplamos a un ser parecido a un humano de unos dos metros y medio, nada comparado a los otros dioses, cargaba un hacha blanca, y antes de que se formase una gran batalla, mientras corríamos al mar, porque ya era imposible volver al barco, pronunció:
 
“No sé que los despertó, ni que los hizo encontrarse, pero para poner remedio a esto, no solo los volveré a dormir, si no que los hundiré en las más oscuras profundidades.”  
 
En ese momento de un solo salto y a una velocidad que no pudimos presenciar, hizo caer a los tres dioses, y clavando su hacha en la arena, recitó unas palabras y desapareció, posteriormente, las islas empezaron a hundirse en el mar y del cielo empezó a caer una capa que rodeaba a la islas como en una especie de burbuja gigante, cuando ya se estaba cerrando logramos saltar, acto seguido caímos al mar y todo fue silencio y confusión, no pude ver más, solo sentí que alguien se agarro de mí y se ató a mi cuerpo como con una especie de laso, de repente mis ojos se cerraron, todo fue oscuridad.
 
Sentí que me arrastraban y pude abrir los ojos, era Alice, por fin has despertado –dijo-, ¿Qué pasó? –pregunté-, no lo sé bien –respondió mientras me miraba triste-, tú saltaste y yo iba detrás de ti, pero un fuerte viento me hizo girar sobre mi y quede de espaldas a ti, pude verlo bien –se encharcaron sus ojos de lágrimas- ellos no lo lograron, no pudieron atravesar la capa que cubrió la isla mientras se hundía, no sé si fue suerte o maldición, pero caí encima de ti dentro del agua y amortiguaste mi caída, por eso no quede inconsciente, y logré salvarnos, y el mar nos trajo hasta esta isla, no sé donde estemos, pero solo espero que estemos lejos de aquellas terroríficas islas, entonces, ¿solo sobrevivimos tú y yo? –Pregunte con tristeza-, así es, solo tú y yo, pero ahora estamos en medio de la nada sin que sepan de nosotros, es cierto -asentí- creo que es lo mejor, morir aquí, como si estuviésemos con ellos.
 
En ese momento por alguna causa desconocida del cosmos, quizá la suerte o tal vez el destino, logramos ver el barco en que veníamos cerca, así que nadamos hacía él, estaba solo, no había nadie allí, lo encendimos y logramos llegar a la costa de Rustig, donde unos policías nos ayudaron, después de un tiempo en el hospital, logramos volver a nuestro país, una vez llegamos, encontramos que aquellas imágenes que habíamos mandado a la base de datos, eran perfectas, al principio, pero desde que tomamos las fotos de las vasijas, logramos ver algo que no vimos en persona, eran ojos, ojos que nos miraban fijamente y en la inscripción de la vasija, decía:
 
“Quienes entran hoy, no saldrán jamás, en forma física quizá, pero no en espiritual”   
 
Durante ocho días tuvimos horribles pesadillas, casi como si viéramos a través de quienes quedaron en esa isla, los horrores que hoy viven, ha sido espantoso, ayer fui a casa de Alice, pues nos vemos todos los días, ella me entregó una carta y me dijo que no la abriera hasta  estar en mi casa, cuando llegué, la abrí y leí:
 
“Gracias mi querido amigo Vernon, por estar aquí siempre, de los dos tú has sido el más valiente, pero no puedo soportarlo más, hoy entiendo que el poder de esos dioses se eleva más allá de nuestra mente, juega con nosotros hasta enloquecernos, si no fuera por ti, no hubiese logrado pasar más de dos días, pero hoy no puedo más, solo quiero que sepas que el conocimiento tiene un precio gigante, y sé, que aquello que descubrimos y conocimos, nos valió algo más preciado que la vida misma, nuestra esencia, espero que tú puedas seguir adelante porque yo  no lo logré. Con Amor Alice Pizarnik.”
 
Corrí de nuevo a casa de Alice y vi que se había suicidado, así que hoy escribo este relato de nuestra historia, por si alguien se atreviere a investigar más sobre esto, tenga una advertencia previa, pues creo que en este escrito dejo mis últimas gotas de cordura, y lo dedicó especialmente a mis amigos: Howard Blackwood, Bram Phillips, Alice Pizarnik, Isobell Schmelzer y Laurie Toulalan.
 
Hoy, en los diarios y noticieros es la gran noticia principal:
 
“El profesor Vernon Kuchki, murió ayer en la madrugada, en lo que parece ser un accidente, él se encontraba dentro de su laboratorio cuando desafortunadamente, éste exploto, dejando así al mundo, sin un solo dato de sus investigaciones, lamentamos la perdida de estos valiosos estudios y del profesor, también continuamos en la búsqueda de los profesores Howard Blackwood, Bram Phillips, Isobell Schmelzer y Laurie Toulalan, quienes desaparecieron hace más de una semana, y por último tristemente, lamentamos el suicidio de la Doctora Alice Pizarnik, quien se suicido ayer en la noche, horas antes de la tragedia del Doctor Kuchki. ”
 
 
Camilo Andrés Henao Valencia
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Miembro desde: Jun 30, 2011
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Descripción

Un grupo de cientficos sobresaltados por el descubrimiento de unas islas nunca antes visitadas por el hombre, se adentran en una aventura llena de peligros, conocimientos y asombrosos descubrimientos que podra costarles su vida o su cordura.

Palabras Clave: Islas ciencia relatos miedo descubrir

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Relatos



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