LOS QUE SIEMPRE LLEGABAN A LA HORA DE CERRAR
Había una pareja que siempre venía a última hora. O eran alcohólicos o siempre que venían estaban ya muy atufados y cerrando los bares. Al principio creía que eran pareja. Luego me dijeron que eran amigos. Luego me reconocieron que sí se habían acostado alguna vez. Él estaba enamorado de ella, se le notaba. En la forma de mirarla, en la forma de tratarla. La quería. Pero ella tenía pareja. Ana tenía sus 46-48 años, y estaba colaíta por un Argentino de 30 años, me enseñó una foto, el chico parecía ser bastante atractivo, y como Argentino, embaucador y con labia. Ella le daba todos los caprichos, siempre salían por ahí. Ella pagaba, a pesar de tener un trabajo normal, hijos, gastos muchos. Ana le daba a su Argentino lo que pedía por esa boca: playa, casa rural, cenas, regalos, caprichos y él a cambio polvos de infarto.
Ana siempre que venía al bar con Jesús terminaba llorando por el Argentino. Que si no se qué feo, que si no se qué excusa…. Siempre terminaba defendiéndole cuando Jesús, preocupado por ella, la decía que era tonta y que el otro la quería por total y puro interés.
Ella se negaba a aceptar las palabras de su amigo, pero creo que cada vez que el Argentino la fallaba, ahí siempre estaba Jesús para escucharla y abrazarla.
Siempre venían a deshora, pero siempre con educación, respeto, pidiendo permiso para tomar la última. Aunque quisiera irme ya a casa, siempre se quedaban hasta la hora de cierre y no me importaba el esfuerzo. Eran buenas personas. Con miradas sinceras, con palabras amables, de vicio el alcohol, con un muy vivo y luchador corazón.
Me gustaba hablar con ellos. Ana era una romántica, enamorada de la vida, con hijos, luchadora, creo que divorciada, trabajadora, con un hermano paralítico al que amaba. Con una bondad y un sentimiento en el alma que transmitía el brillo de sus cansados y transparentes ojos.
Aprendía y absorbía las palabras y risas sinceras de aquella pareja de amigos o lo que fueran. Eran buenas personas, a ella la leo por facebook, siempre colgando hermosas frases y tiernas historias, citas célebres y declaraciones de amor nocturnas salidas de su dolorido y engañado corazón.
No os volví a ver al marcharme de aquel bar, pero de vez en cuando os pienso como una pareja entrañable y aunque nunca leáis éstas líneas, mis mejores deseos para los dos. Y que os vaya fetén en la vida.