Cómo se fabrican los desdichados (Reflexiones)
Publicado en Mar 23, 2016
Este mundo está repleto de hombres desdichados. Siempre me he preguntado cuál puede ser la causa de que haya tantos hombres dedichados en este mundo. La respuesta es muy sencilla. Dios nos ha creado a todos los hombres para ser felices. Entonces se deduce, simplemente, que existen muchos hombres desdichados porque se fabrican ellos mismos como hombres desdichados. Su desdicha no proviene de Dios sino de ellos mismos.
Cuando yo trabajaba en el Banco Hispano Americano de Madrid nunca jamás me fijaba en cómo lo hacían los demás sino que siempre procuraba hacer mi propia carrera: superarme solamente a mí mismo. En este sentido tengo varias anécdotas que recuerdo con total claridad. Estando trabajando en el Edificio del Banco Hispano Americano, entre la calle de Alcalá y la calle de Caballero de Gracia (en Madrid), resulta que había un desdichado llamado Mariano. Yo era rapidísimo con el manejo de las máquinas. No sólo era rapídisimo sino seguro porque sólo hacía mi propia carrera para superarme a mí mismo. Pero Mariano, que era más lento y más inseguro que un gato de escayola, tenía la obsesión de querer batirme en alguna ocasión. Era el comienzo de su propia desdicha. Un día, aprovechando que yo estaba charlando cuestiones laborales con otros compañeros, comenzó a trabajar lo más rápido que podía no por superarse a sí mismo sino para batirme cuando yo ni tan siquiera me fijaba en si existía o dejaba de existir. Consiguió sacar más trabajo que yo aunque la verdad fue un desastre porque cometió una excesiva cantidad de errores. Se había convertido en un desdichado porque yo seguí siendo cada vez más rápìdo y más seguro mientras que él se desesperaba por no poder conseguirlo en alguna otra ocasión. Si su meta consistía en ser más rápido y más seguro que yo, fracasó estrepitosamente. Por eso Mariano era un desdichado. Estando ya en el Edificio de la calle Alfonso XII de Madrid, en el mismo Banco Hispano Americano, sucedió lo mismo con Angelines. Yo seguía siendo cada vez más rápìdo y más seguro mientras ella se desesperaba por batirme. Cada vez que competía contra mí (y tampoco me importaba a mí que ella existiese o no existiese) cometía tan grande cantidad de errores que los jefes tenían que quedarse hasta las 9 de la noche para arreglar todos los estropicios que había cometido Angelines por querer competir conmigo en vez de dedicarse a querer ser mejor cada día compitiendo contra ella misma. No sólo se perjudicaba a sí misma sino que perjudicaba toda la labor de equipo. Yo seguí siendo cada vez más rápido y más seguro mientras ella se convirtió en una desdichada. Me ha ocurrido lo mismo con otros muchos malos compañeros y malas compañeras pero con dos muestras es más que suficiente. Recuerdo que, como futbolista, yo cada vez jugaba mucho mejor y era mucho mejor tanto para mí mismo como para el equipo al que pertenecía. Eso me daba carácter de líder sin yo buscarlo; porque siempre competía contra mí mismo para ser cada vez mejor. Un día, jugando como líbero y líder del equipo de "Los Pitufos", Javier -que no era tan siquiera ni un futbolista con cierta calidad ya que era muy mediocre en esto del fútbol- quiso batirme a mí mismo ocupando el lugar que a mí me correspondía. Era fútbol sala. El partido iba empatado a 0 cuando Andrés tuvo la fatal decisión de retirarme de la cancha para que su primo Javier (y bien es verdad que hizo el primo ese tal Andrés) me sustituyera. El resultado fue que, en tan sólo 3 minutos de juego, nos marcaron 3 goles los del equipo rival (Santa Engracia) aprovechando que Javier estaba en mi lugar. Javier era un desdichado porque no quería reconocer sus límites como futbolista (que eran muchos) y querer competir contra mí en vez de procurar ser cada vez mejor jugador. He conocido una gran cantidad de hombres desdichados por querer competir conmigo cuando a mí ni tan siquiera me entraba en el pensamiento querer competir contra ellos. Un caso de hombre desdichado por esta causa era Luis. Yo era mucho más atractivo, mucho más guapo, mucho más inteligente y mucho más simpático que Luis (y no es orgullo ni vanidad ni soberbia, ni tan siquiera prepotencia, porque sólo es una realidad) a la hora de ligar con chavalas guapas y de muy buen ver; pero Luis se empeñaba en competir contra mí y cada vez eran mayores sus fracasos. No se daba cuenta de que yo no competía contra él sino que me esforzaba en ser mejor a la hora de ligar con las chicas guapas y de muy buen ver. Ni tan siquiera me fijaba en que Luis existiera o no existiera porque sólo me preocupaba de mi propia carrera; mientras que Luis seguía siendo cada vez más desdichado por querer hacerlo tal como yo lo hacía sin poderlo conseguir jamás. Otro ejemplo muy concreto (dejando ya a un lado a mi persona) es el de mi tío Benito. Mi tío Benito siempre fue un desdichado por querer competir, en esto de ligar con chicas, con mi hermano Emiliano. La diferencia entre los dos era abismal. Como mi tío Benito no quería darse cuenta de que era muy feo comparado con mi hermano Emiliano fracasaba rotundamente mientras mi hermano óbtenía éxitos tras éxitos (el único capaz de superarle era yo mismo) y eso convirtió a mi tío Benito en un hombre desdichado. En el colmo de su ignorancia y terquedad, le dio por querer competir contra mí obteniendo incluso mayores fracasos que cuando competía contra mi hermano Emiliano. Por eso mi tío Benito, en lugar de hacer su propia carrera, quería competir contra mi hermano y contra mí sin darse cuenta de que era imposible que nos batiera. Se había fabricado a sí mismo como un hombre desdichado. Lo que dice la sensatez es que no se debe competir contra nadie -sobre todo si se compite contra alguien que es mucho mejor o tiene muchos más talentos porque Dios así lo ha querido- sino que seas "el mejor tú posible". Como enseña Joel Osteen en su libro "Cada día es viernes", lo que tienes que hacer, para no convertirte en un desdichado, es sentirte cómodo con la persona que Dios te creó. No puedes difrutar de la vida si te dedicas continuamente a distraerte y perder tu enfoque personal comparándote con los demás. Corre tu propia carrera y deja que los demás corran las suyas. Yo añado que, antes de competir contra otro hombre, debes calibrar muy bien cuáles son los dones que Dios te ha dado, cuáles son tus virtudes y cuáles son tus circunstancias. Teniendo en cuenta estros tres factores (distintos para cada hombre) aprendes a no competir con otros que te van a superar porque son mejores que tú ni tampoco con otros a los ques vas a ganar porque son muy inferiores a tí. Ni le derrota contra alguien superior a ti te hace feliz ni tampoco te hace feliz la victoria contra alguien inferior a ti. Así que lo más inteligente y lo más adecuado es conocerte a ti mismo lo suficiente como para competir por ser cada vez mejor en todos los sentidos. Esa sí que es una batalla que da satisfacciones y no te convierte en un hombre desdichado. En esta feliz carrera de competir solamente contra ti mismo, sin preocuparte de los éxitos o los fracasos que los demás recogen, Joel Osteen dice: "Tú tienes que establecer el comienzo de cada día. Si dejas tu mente en tono neutral, los pensamientos negativos comenzarán a llegar tan solo por defectos y sólo te irás convirtiendo en un ser desdichado. Mariano, Angelines, Javier, Luis, Benito... he conocido una larga y triste serie de hombres y mujeres como ellos... de hombres y mujeres llenos de desdichas porque no hicieron otra cosa sino competir contra los demás intentando ser mejor que los demás cuando los demás ni tan siquiera se preocupaban en saber si existían o no existían porque estaban concentrados en ser mejores cada día solamente a través de la superación personal. He aquí un concepto básico para no convertirse en un hombre desdichado o en una mujer desdichada. Superación personal. ¿Qué es la superación personal?. He aquí dos frases de hombres famosos que deberían de haber tenido en cuenta esos muchos desdichados y desdichadas que he tenido que conocer a lo largo de mi carrera como profesional (tanto en lo laboral como en mi relación con las chicas guapas y de buen ver): "El hombre más poderoso es el que se domina a sí mismo" (de Séneca) y "Lo importante en la vida no es superar a los demás, sino superarnos a nosotros mismos" (de Thomas Monson). ¿Qué es, entonces, la superación personal? Seamos fieles a los consejos de Joel Osteen, sabiendo que Joel Scott Osteen (nacido el 5 de marzo de 1963) es un predicador americano, evangelista que utiliza la tele para extender el cristianismo, autor y pastor principal de la Iglesia Lakewood, la iglesia protestante más grande en los Estados Unidos, en Houston, Texas. Sus sermones televisados son vistos por más de 7 millones de espectadores semanales y en más de 100 países. Osteen ha escrito cinco libros superventas del New York Times. Ha sido ampliamente apodado "El Predicador Sonriente". En 2004, su primer libro, su mejor obra hasta ahora, fue lanzado por Time Warner y debutó en la parte superior de la lista de The New York Times Best Seller. El libro sigue siendo un The New York Times Best Seller durante más de 200 semanas. ¿Y qué nos dice Osteen en cuanto a lo de no ser un hombre desdichado o no ser una mujer desdichada?. Joel Scott Osteen dice en su libro "Cada día es viernes": "Si quieres ser feliz, tienes que ser feliz a propósito. Cuando te despiertes en la mañana, no puedes tan solo esperar para ver qué tipo de día tendrás. Tienes que decidir qué tipo de día tendrás pero tú mismo. El problema es que muchas personas nunca abren la puerta". Y yo añado todavía algo mucho mejor, en cuanto al tema de los hombres desdichados y las mujeres desdichadas, afirmando que muchos son desgraciados y muchas son desgraciadas porque no sólo no son capaces de abrir las puertas de sus propias vidas sino que se ocupan continuamente de mirar por las ventana de las vidas ajenas.
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José Orero De Julián
Elvia Gonzalez