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Publicado en Mar 27, 2016
Tantos buscan el amor sin darse cuenta que ya lo tienen, que siempre lo han tenido, que siempre lo tendrán. Tantos se conforman con recibir un cariño mediocre, olvidan que el verdadero sentimiento, de amar y ser amado, inicia y termina en Él. En sus llagas, en su sed y perdón.
Allí nació. En una cruz de madera, en una máquina de tortura que se trasformó, por Él, en un símbolo de amor. En unos clavos que sostuvieron su cuerpo lastimado y en una lanza que atravesó su ser. Sangre primero, luego agua. No más sacrificios, eso era lo que de verdad brotaba. Él fue el último, el auténtico. Allí, una deuda fue saldada, una puerta restaurada. Todo por amor. Todo por mí. Todo por ti. ¿Cómo agradecerle después de ser la causa de tal destino? ¿Cómo mirarlo si fue ignorado estando allí? ¿Cómo decirle te amo al amor de los amores? No sé cómo, y no sé por qué pero, de nuevo, Él es la respuesta. Allí, en el lugar de su muerte, se encuentra la prueba. Allá, en la gloria de su resurrección, la recompensa. Indignos somos, pecadores somos, pero también perdonados, también amados y salvados. Por Él, por su sangre, por su dolor y sacrificio. Sin condiciones o restricciones, el héroe, que no buscó gloria, que no buscó aplausos, nos salvó. Allí, en un trozo de madera, con sus brazos abiertos, el amor se mostró y bajo un amargo suspiro, se entregó. Pidiendo perdón por nosotros, su obra finalmente cumplió. Gotas de sangre, gotas de lluvia, gotas de sudor. No pidió nada a cambio, eso no le importó, solo el amor. Siempre el amor. Él, mi gran anhelo, mi perfecto y dulce amor, y yo, sin merecer, el suyo también soy. Aun culpable de su muerte, libre, por Él, soy. No hay pena, no hay castigo, solo su amor, porque su amor todo lo pagó. Dedicado al amor.
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luis jos
Lucia Alfaro