Es curioso, te conté de mis frustraciones, te conté que quería escribir, leer, viajar, hacer eso sin restricciones, sin nada que me detuviera, pero me faltaba tiempo, solo me miraste, quería saber que pensabas, pero no pregunte, nos quedamos viendo la luna.
Al final decidiste marcharte, te vi empacando tus maletas, sentado en la esquina de nuestra cama, queriendo preguntar "¿por que te marchas?" pero solo calle.
Queriendo olvidar...
Si, escribí, leí, viaje, lo hice sin restricciones, lo hice para olvidarte.
Regresando a la ciudad en la cual vivimos juntos te encontré...
Sonreiste y preguntaste:
- ¿hiciste todo lo que querías hacer?
Apresuradamente respondí:
- si, pude hacer todo lo que quería.
Una pequeña sonrisa fingida mientras te despedias, Lucias bastante triste.
Viendo tu espalda alejarse recordé que esta era mi segunda vez viéndote ir y aún no estabas enterada que... Cada poema escrito, cada nuevo libro leído, en cada viaje faltabas tu.
Nada de eso tuvo sentido, olvide decirte que,
Quería que leyeras mis poemas de amor para ti,
que escucharas mi voz mientras leía,  
Que tomaras mi mano en cada viaje, en cada nuevo lugar que conociera, quería estar junto a ti.
Este vez no quise callar...
Grite tu nombre.
Y tu volteaste como si quisieras ser detenida desde el día que te marchaste.