Una carta
Publicado en Apr 15, 2016
Y me alejé entonces de la emoción, al saber que mi corazón sobresalía en mi pecho, que se abría paso a través de la razón y sembraba inquietud por un nombre...
Tenía tan solo ese momento para decirte lo que quería explicarte en medio del deseo de entregarme a mis palabras, de hacer de mis brazos tu prisión, de tener eternamente tu esencia en mi pecho, de sellarte en él y decirte, que me atraes, que me desvela el anhelo por hacer parte de tí, el de tomar tu mano y llevarla a mis labios, el de sumergirme en tu mirada y robarme tu sonrisa... Así que, simplemente caminaba, y mi mente recorría su laberinto de preguntas, un callejón donde cada vez que me preguntaba algo, me extraviaba en las respuestas y me tendía como el velo frente a un templo, sin dejar pasar o ver más allá, me quemaba por dentro, por no intentar, desnudar mi sentimiento, dedicarte un instante para tomarme el valor de ser como la luna, quedarme velando contigo, entregándome a lo oculto... No sabía como, pero así sucedía, mi interior se envolvía entre sus propias cadenas, me atormentaba, me dejaba tanta inquietud de estudiar tu posible reacción, y por eso iba murmurando mi declaración. Jugaba como niño en el misterio del acto, las formas en que te podía presentar este sueño, a buscar las palabras más tiernas y delicadas, aquellas que se aproximaran a lo que eres… Pero no fuí capaz, así que hice un último intento. Anoche pedí que mi alma se fugara, y bajo la brisa acunara tu descanso, que yó fuera el cómplice de tus suspiros nocturnos en ese frío nocturno. Deseaba mucho ver tus brazos batirse conmigo por querer ser el calor que te abrazara, por irme a tu lado, y simplemente, dedicarme a decirte en medio de suspiros que te amo. Soy un místico poeta, pero eres tú el motivo por el que la tinta azúl dibuja en el papel los versos más dulces inspirados en la magia que me das, pues me ofreces compartir mi vida junto a tí; por ello, así estas palabras no te las diga, han nacido con una sola misión: hacerte ver, que ahora, mientras las terminas de leer, te hé besado tiernamente, para prometerte que estaré allí siempre, para amarte.
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