Verano y Lluvia.
Aunque aún estamos en verano, hoy ha sido un día que me recuerda que pronto llegará el otoño. El cielo parece triste e invita a la nostalgia. El sol se ha convertido en un viajero muy distante. Extraño su luz y su tibieza.
La llovizna que ha venido a visitarnos salpica el rostro de todos los caminantes. Por momentos se hace más copiosa y hay que volver al hogar en busca del negro paraguas que, tirado en un rincón, ha estado durmiendo su sueño estival.
Hoy no se escuchan las voces infantiles inundando las calles o los prados del barrio. De vez en cuando el ruido de un vehículo rompe la monotonía del día.
La tarde va avanzando lentamente, como arrastrando la pesada carga de las horas. Un involuntario sosiego se apodera de mí. Pienso en tantas cosas. Cierro los ojos, empiezo a soñar despierto. Pero pronto la incesante lluvia me hace volver a la realidad. Me aproximo a la ventana y observo detenidamente las rosas que aún quedan en el jardín. ¡Qué hermoso colorido! Y me parecen más bellas en este día tan triste y gris.
Hoy no han acudido a la cita con las flores las abejas y gorriones que diariamente dan vida al pequeño jardín de mi casa.
Por fin ha llegado la noche y la hora del descanso y la reflexión. Mi hogar está más silencio que nunca. Sólo el tic-tac del reloj me indica que la vida sigue su curso.
                                                                                                                 14-03-2000