El Divino incomprendido...
Publicado en Apr 30, 2016
No temas Señor, si estamos olvidados de tu amor, en verdad te andamos buscando pero no en cosas de Dios. Ven y búscanos Señor porque en el afán de verte puchos pueden esconderte muy dentro en el corazón, y no salir sin perdón de las penas de la vida que puede ser dolorida si no tienes Su calor, el calor de amor hermoso bello, dulce y tan sedoso que es como un suave tul pues al morir en la cruz, larga y lenta su agonía abrazó en un dulce abrazo a la tierra entera ingrata como con mantas de plata para hacerla florecer, por eso es suave mi Ben porque no aprieta ni espanta. Más la turba bochornosa no entendía sus cuidados, eran lentos y atrasados en el amor del Señor, muy sabios de leyes doctas todas muy de memoria pero la ley del perdón, la de Dimas, el ladrón, esa estaba en lontananza y fue su gran bonanza la que la trajo a la tierra y aunque sufriera por ella sería muy por su bien. El Señor, sabe que es Rey y como esas cosas pudiera mandó en esta triste tierra morir para florecer y florecer en jardines de rosarios y perdones ¡oh rey de los corazones! con esa lanza se abrieron los miles de pechos buenos que esperaban tus razones. Dinos ahora, ¡oh Verbo eterno! Estrella de David, la más hermosa ¿vuelve el mundo a sus cuidados o será que te hace a un lado porque la dicha dichosa de tenerte es aburrida? Será porque en esta vida no han probado tus deleites que le das al más fuerte y al que es flaco y necesita tu ayuda, tu paz serena, sí, la tuya trae su pena pero es pena que no agita pues cura y santifica las heridas de toda alma, y mientras la llena de calma la guía por sus caminos, y sin saber el destino, ella va confiada y mansa, ¡ah Señor en lontananza viene el pródigo llorando, es que te viene implorando le perdones sus desdenes y tú, que quieres que cene llamas a la servidumbre y enciendes presto la lumbre para que la fiesta empiece ¡Serñor, soy yo ese muchacho que no tuvo tanto empacho en gastar en mil sandeces, ahora vuelve arrepentido a buscar lo que perdió, quiere su padre y su hermano, reunidos junto al hogar, el pan casero sin par, y los días de trabajo, quiere su gracia perdida que le dio felicidad, quiere la gracia esconida que pocos pueden encontrar. Y como dijo Pedro el terrible por su ímpetu tremendo solo palabras eternas puede tener el maestro. No temas Señor, maestro, no llores por nuestros pecados, estamos buscando tu rostro y no sabemos buscarlo. Estamos buscando tu aliento, sin saber aún respirarlo, estamos buscando tus manos, tus ojos, tu pecho bravo, tu sonrisa tan amable y en todo tus firmes pasos. Jesús, no te vayas lejos, tanto te necesitamos, Jesús abre mis ojos soy otro ciego cansado, Señor, abre mis oídos para que escuche tu paso, Señor, soy un leproso mas el último quiero ser para poder agradecer tu milagro tan hermoso de sanar estas heridas que no cesan de sangrar pues el recuerdo cabal las hace aún muy vividas, pero tu mano de Dios, tu mano de Justicia toda viene y sana mi ponsoña para hacerla nueva cosa y olvidarla mejor. Señor, estoy en tus manos, Señor, hoy descanso en Vos.
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Mara Vallejo D.-
Saludos
Enrique Gonzlez Matas
Supongo que has escrito con mucha prisa porque las palabras se juntan y amontonan unas sobre otras, o es otra forma o estilo de escribir?
Recibe mi abrazo amigo.
Mercedes
Mercedes
Enrique Gonzlez Matas
Me gusta el contenido y la forma.
Te felicito con mi abrazo.
Mercedes