Fragor que ruges en el cosmos, sombrío;
Solo luces de relámpagos,  que se estrellan frente a mí,
la noche está más opaca que nunca.
El cielo no logro distinguir, no hay luna, ni estrellas
y la brisa ingenua no cesa,
los relámpagos, que lo iluminan todo y asombran el crepúsculo,
por momentos,  así  como llegan, se van.
La corriente mansa y serena, que me habla para inquietar la soledad,
las sombras danzan y la noche se desvela,
invaden mis fantasías grises y aletargadas
y solo al despertar se convierten en recuerdos lejanos e insólitos.
La mirada fría y antipática,  de la efigie que me ve,
se desvanece en un delirio sin sentido,
tanto así, que deseo el albor de la luna llena
y que el chispeo de las estrellas, me escolten.
Pero, parecieran no estar ahí,
porque las nubes sombrías, las ocultan detrás de sus velos azabaches
y ambiguos.