Enlazados, Capítulo VI Decisiones
Publicado en Jun 03, 2016
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Y ahí estaba, tan hermosa como siempre que la miraba, al frente de él, a sólo unos centímetros, tan cerca que era cosa de que alargara su mano y sentiría su suave piel. Y así lo hizo alargó su mano y la tuvo pegada a su torso. La amaba tanto que siempre se ponía nervioso cuando estaba cerca, pero ella cortó sus pensamientos y acercó sus bocas y él obtuvo la más sabrosa ambrosía directo de esa boca que nunca paraba de añorar…
Abrió sus ojos de mala gana para ver qué lo había despertado y ahí estaba su peor enemigo de todas las mañanas, el despertador, hasta ahora el peor invento que existía según él.
No lo comprendía, todas las mañanas tenía el mismo sueño, pero no era de extrañar que ella lo atormentara hasta en sus sueños, si sus labios todavía hormigueaban luego del último beso que ella le había otorgado antes de desaparecer hace mucho tiempo, su boca aún guardaba su exquisito sabor, sus oídos aún le hacían escuchar el bonito sonido de su voz susurrándole palabras de amor que lo desconcentraban a cada momento del día, su cerebro seguía atormentándolo con recuerdos de ella y sus ojos le engañaban haciéndole creer que ella lo estaba observando. Le habían contado una vez que algunas personas se obsesionaban con sus seres queridos y en ese momento no creyó que alguien pudiera llegar a ese punto, pero ahora que estaba viviéndolo daría lo que fuera por haber escuchado con mayor atención esa advertencia. Pero que podía hacer si ella fue la primera persona que mostraba tanto interés en él luego de la muerte de sus padres, bueno estaban los amigos que vivían con él en ese departamento, pero Henry siempre estaba con sus cosas de cocina, Ana afuera de casa la mayor parte del tiempo tomando fotografías y Karen metida en cosas de las que nadie tenía idea y con su actitud siempre tan recatada y misteriosa.
Estaba tan metido en sus pensamientos que no se dio cuenta de que no estaba solo en su habitación hasta que su segundo al mando interrumpió.
-Buenos días, ¿Lograste dormir?
Sabía que ella se preocupaba por él, pero no se le había escapado la risita que acompañó la pregunta.
-No es para nada gracioso ¿sabes?, y si logré dormir, gracias por preguntar.
Sabía que tenía el derecho de reírse porque ella había sido la que le había advertido que tenía que tener cuidado de no obsesionarse y él no la escuchó terminando totalmente obsesionado, pero a pesar de todo el odio que le mostraba en las mañanas la consideraba una gran amiga.
A regañadientes se levantó de la cama mientras ella se retiraba haciéndole saber que el desayuno ya estaba listo y que si no se apuraba no quedaría nada para  cuando llegara a la mesa.
Cuando terminó de desayunar recibió un mensaje de su jefe informándole de que tenía una nueva misión para él y le entregó todos los datos que le servirían para llevarla a cabo.
Otra misión para su equipo, recientemente fundado para ayudar a rescatar a una especie que constantemente era atrapada por otra.
La verdad es que antes de que ella apareciera en su vida nunca había tenido conocimiento acerca de otras especies aparte de la humana. Mientras se preparaba para la misión pensaba en ese día, ese día en el que su vida había cambiado para siempre.
Era un día normal como cualquiera, se había levantado en la mañana sabiendo que sería un día de estudio completo y luego volvería a casa a comer, leería algún libro para desconectarse y después dormiría hasta el día siguiente, pero mientras estaba en la biblioteca buscando la preciada concentración que no lograba en el departamento entró una chica a la cual primero no le tomó atención hasta que se sentó al frente suyo y apenas el levantó la cabeza para mirarla le sonrió y en ese momento supo que esa era la sonrisa más bonita del mundo y así se fue su concentración volando reemplazada por su sonrisa. Sacudiendo la cabeza logró conseguir una parte de su concentración pero cada cierto tiempo su mirada siempre regresaba a ella. En una de esos momentos donde su mirada escapó del libro a buscarla, ella ya no estaba y una ola de decepción lo inundó, ¿y si la había imaginado?, esa pregunta estuvo en su cabeza mientras estudiaba en la biblioteca. Y así pasó una semana, con ella apareciéndose todos los días y luego desapareciendo de repente y él creyendo que se estaba volviendo loco y que su cabeza le estaba jugando una broma hasta que un día al salir de la biblioteca se la encontró en el parque por el que pasaba para ir a casa y ella le hizo señas para que se acercara.
Fueron unas tardes maravillosas con ella a pesar de que ella nunca permitía que él viera  su otro ojo el cual mantenía oculto con su pelo y de que ella siempre se iba muy temprano para su gusto. Y un día cuando se decidió a preguntarle sobre esos detalles ella le explicó de donde venía y le hizo comprender que los humanos no eran la única especie existente en la tierra. Al principio no logró entenderlo y pensó que ella le estaba jugando una broma, pero cuando le había mostrado sus ojos tuvo que creerle.
Y aquí estaba, a cargo de un equipo, todo gracias a que ella le había abierto los ojos.
-Jefe estamos listos para partir.
Asintiendo hacia su segundo al mando se concentró en liderar su equipo hacia su objetivo.
-Escuchen chicos, a pesar de que esta misión parece ser igual a todas las anteriores nunca bajen la guardia y estén preparados para defender a los involucrados, a su equipo y a ustedes mismos. Y recuerden, lo más importante es lograr sacarlos del lugar con vida, ¿entendido?
-¡Sí, señor!
-Muy bien, a sus posiciones.
Al llegar al lugar indicado, pusieron los explosivos en el lugar correcto, se alejaron lo suficiente antes de detonarlos y cuando el muro ya estaba destruido entraron. Al entrar se encontró con alguien con el que no pensaba encontrarse y tuvo serias dudas acerca de si había sido una buena idea ir a esa misión. Con ganas de devolverse se dio la vuelta pero fue interrumpido por una voz muy conocida para él.
-¿Larry, eres tú?
A pesar de que todo en él le decía que respondiera con una negativa y se fuera sabía que no podía hacerlo. Se dio la vuelta encarando a su viejo amigo.
-Hola Henry.
 
Era de noche y las calles estaban casi desiertas excepto por una figura que se escabullía rápidamente por los callejones poco transitados cuidando no ser visto por nadie. La rapidez con la que se movía demostraba que tenía mucha prisa, pero el sonido de su celular interrumpió su silencio.
-¿Si?
-¿Por qué no has llamado?
-Lo siento, he estado algo ocupado.
-Guárdate tus excusas Klaus, no las necesito.
-Pero te tengo una buena noticia que te encantara, estoy seguro.
-Eso suena mejor que tus excusas, dame un adelanto.
-¿Recuerdas a la persona que andabas buscando?
-Sí, como olvidarla.
-Bueno, la encontré.
Hubo un silencio del otro lado de la línea.
-Supongo que me merezco una felicitación, ¿no?
-Sólo apúrate.
Y con eso se cortó la llamada. Él se quedó mirando el celular por un momento.
-Mandona, que le costaba decir un simple “Gracias” o un “Felicitaciones Klaus, eres el mejor”
Con rapidez guardó el celular de vuelta a su bolsillo y siguió su camino. Sabía que si no llegaba pronto ella se enojaría mucho más de lo que estaba ahora.
Para cuando llegó a su destino estaba exhausto y lo único que quería era acostarse en su cama y no moverse más hasta el día siguiente, pero sabía que si no se presentaba ante ella le esperaría una paliza. Abrió la puerta y se dirigió a dar su informe.
-Y bien, cuéntamelo todo
-Bueno verás yo no tenía planeado nada de lo que pasó, pero un día que salí a dar una vuelta…
Después de terminar su larga historia, pudo comprobar que a su Jefa le había gustado su historia por la gran sonrisa que mostraba su cara y el brillo maligno presente en sus ojos. Y en vez de darle las gracias, comenzó a ladrarle órdenes para que siguiera adelante con el plan.
Y aquí se encontraba, vigilando la casa de su objetivo para ver a qué horas del día se quedaba completamente sola. Y de repente sucedió algo que no se esperaba, la vio salir de la cabaña llevando su mochila con ella y detrás de ella salió, según los archivos que tenía su nombre era Astrid.
 
Sabía que al volver a la cabaña con Lion esa noche iba a recibir un sermón de parte de Astrid, pero nunca se imaginó que sucediera de esa manera. Cuando había seguido a Lion, luego de que la pillara en una situación que aún no podía describir con Klaus, Astrid y Gadiel la habían conducido al living. Se sentó esperando que el sermón terminara, pero ni siquiera empezó, antes de que Astrid dijera algo Lion habló sin dejar nunca de mirarla.
- Astrid, creo que estoy de acuerdo contigo ahora, no debí haberla traído a casa.
Astrid, sorprendida, se giró a mirarlo. Pero Gadiel fue la que habló.
- ¿Qué estas queriendo decir Lion?
- Que estaríamos mejor sin ella aquí.
Dicho eso, dio media vuelta y se largó.
Y ahora aquí estaba, saliendo del único lugar que hasta el momento le había dado algo de seguridad. Antes de que pudiera alejarse mucho, Astrid la agarró del codo.
- No sé qué pasó entre ustedes, pero quiero que sepas que a pesar de que hayas roto reglas, yo no iba a echarte.
- Gracias por la honestidad, creía que tu serías la que finalmente me echaría de aquí no él
- ¿Puedo preguntar qué pasó?
- Sólo…
Cuando me detuve a pensar que decir, se dijo a si misma que era mejor mantenerlo en secreto hasta saber en que andaba metido Klaus, era muy raro que alguien de su especie estuviera andando tan tranquilamente por la ciudad sin miedo a que lo encontraran.
- No quiero hablar de eso, ¿sí?
Dicho esto, se dio media vuelta y se alejó de sus pares. Se sentía tonta por haber pensado que podía pasar sus días con ellos, aunque quisieran acogerla ellos nunca la entenderían.
Entre los árboles Klaus observaba la escena, mientras sucedía su mente procesaba todos los caminos a seguir, finalmente decidió que la seguiría. Una parte de él le gritaba que si hacía eso iría en contra de las órdenes que había recibido y otra le decía que al diablo con se jefa, sentía que si ella estaba sola no sobreviviría.
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Foto del autor Daniela Olguín
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Descripción

En un mundo donde todos viven su vidas por separado nunca se imaginaron que el destino se iba a esmerar en unirlos y que las máscaras que tanto se esmeraron en sostener iban a caer. Nada es lo que parece, hay que tener cuidado, no te confíes. No hay tiempo para pensar ni planear, ella ha presionado el botón de inicio. Ahora todo ha empezado y nadie puede detenerlo ni salvarse o ¿será que alguien... podrá correr?.

Palabras Clave: ficción ojos Scarlet enlazados

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Ficción



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