Yo se lo que vi! (parte 4)
Publicado en Sep 19, 2009
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Victoria despertó gritando de nuevo, casi todas las noches era lo mismo, ya ni siquiera podía dormir por el espantoso recuerdo de la muchacha ensangrentada que había hace ya tres semanas. Se sentó en la cama y encendió la luz de lámpara que tenía en su buró, todo en su habitación de hotel seguía igual, bueno a ecepción de que ahora tenía  cuidado de cerrar todo demasiado bien.
Mientras se levantaba por un vaso de agua de el pequeño refrigerador recordò la discusión que había tenido con Edmund después de despertar de su desmayo.
Mientras recuperaba la conciencia , se preguntaba un  montón de cosas como ¿quien demonios era la chica de abajo?¿por que estaba herida? ¿quien la había lastimado? Apenas había terminado de formular la ultima pregunta cuando ya estaba escuchando la voz angustiada de alguien que la llamaba de un lugar muy lejano....
-¡Oh Victoria por favor despierta!- ella reconocería esa voz en cualquier lugar pero no querìa responder, no querìa despertar , si despertaba se encontraría con ese ...fantasma por asì decirlo- ¡Llamen a un doctor! ¡Por favor despierta!
Alguien le respondìa algo pero Victoria no entendiò nada de lo que dijo, de pronto el suelo desapareciò debajo de ella y su cuerpo se encontrò con unos brazos fuertes y duros, al parecer la estaban llevando al piso de arriba, eso estaba mejor asi podrìa despertar sin mucho miedo.
El bamboleo cesò cuando Edmund la llevò a su oficina y la recostò en el sofà de cuero negro, o al menos eso parecìa al tacto de la muchacha.
-¿Victoria? ¡Vicky despierta!
Bueno una cosa era que estuviera preocupado y otra muy diferente que se tomara la libertad de decirle "Vicky", ni siquiera a su madre le permitìa llamarla asì. Pero aùn asi algo ligeramente reconfortante la cubriò como una manta, algo...càlido ¡Demonios!.
Entendiò que tenìa que abrir los ojos cuando una de las voces sugiriò utilizar alcohol para despertarla, Victoria odiaba ese olor asi que no tenìan por que llegar a ese grado para reanimarla.
Abriò los ojos poco a poco hasta que se acostumbraron a la luz y pudo ver quiènes estaban es esa pequeña habitaciòn, no era ni el despacho de Edmund ni el de ella. Supo que muchos rostros se centraban en su cara pero los ignorò , estar recostada en ese despacho era muy raro, estaba muy frìo y algo aterrador (aunque comparado con lo que acababa de vivir era la casa de la abuelita), buscò un indicio de donde se encontraba y sus ojos acabaron en el escritorio enfrente de ella, habìa una placa "Despacho de Yuroscky".
Inmediatamente saltò del sofà ;casi se cyò pero unas manos la tomaron de los hombros y la pusieron derecha, pero apenas lo notò ¿còmo se les ocurrìa llevarla a ese lugar en donde aquel moustro habìa recibido òrdenes de matar a...?.
-Los Romanov- murmurò aterrada.
-¡¿Que?!- Edmund mantenìa las manos en sus hombros y la miraba como si fuera la primera vez.
-¡Los Romanov!- gritò totalmente irritada de su estùpida pregunta.
Hasta ese momento tomò conciencia de que todos se habìan callado y la miraban con preocupaciòn, eran como diez, ocho oficiales, un jardinero y un hombre que Victoria no fue capaz de reconocer.Tenìa que decirle lo que pasaba a Edmund pero no podìa con tanto pùblico, asi que tuvo que disimular que no estaba terriblemente asustada.
Aunque claro, es mas fàcil cuando no te encuentras desmayada despuès de haber gritado como loca desaforada, mientras que trataba de pensar en que dar de escusa uno de los oficiales se le acercò con cautela mirando a Edmund a los ojos como si le estuviera pidiendo permiso, èste asintiò y le dejò pasar.
-¿Disculpe señorita està usten bien?
-Si- contestò la interpelada con la garganta seca, el oficial le sonriò tìmidamente y siguò con el cuestinario.
-Que bien, entonces podrìa decirnos ¿què fue lo que le pasò?-perfecto, la hora de mentir, las palabras salieron de la boca de Victoria sin que pudiera reprimirlas.
-Lo que pasò fue que bajè al sòtano para verlo de cerca, pero las luces estaban apagadas y cuando hiba a encenderlas escuchè pasos y caì de las escaleras- tal vez no era la mejor mentira pero era lo ùnico que podìa decir.Y funcionò, despuès de su explicaciòn murmullos de alivio recorrieron a los hombres. Todos preguntaron si serìa necesario llamar a un doctor pero Victoria insistiò que sòlo habìa sido un pequeño golpe.
Sin embargo cuando la sala se quedò ocupada sòlo por ella y Edmund se armò de valor para decirle que era lo que habìa pasado en realidad; casi se hecha a llorar ante la cara de desponcierto de Ed cuando terminò su relato, estaba mas que claro que crìa que estaba loca.
-Te estoy diciendo toda la verdad.
Edmund frunciò el ceño.
-Pero ¿estàs segura?¿no serìa una ... alucinaciòn?
Victoria puso los ojos en blanco.
-¡Yo se lo que vi!
Todo intento de razonar con el fue completamente inùtil, siempre le sacaba una y mil cosas pero no le creyò nada.
 
Victoria se secò las làgrimas con el dorso de la mano y suspirò, ahora las cosas en el trabajo habìan dejado de ser maravillosas: todos la miraban raro, casi siempre palidecìa al estar cerca de la escalera que comunicaba al sòtano, Edmund no le dirijìa la palabra.....
Supo que al dìa siguiente sufrirìa lo mismo pero aùn aso se fue a la cama, sin pensar que de nuevo tendrìa que armarce de valor para vivir... despuès de que hiba a pasar
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Foto del autor Sandra Miranda
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2 Comentarios 862 Lecturas Favorito 1 veces
Descripción

Palabras Clave: Romanov

Categoría: Cuentos & Historias

Subcategoría: Terror & Misterio


Derechos de Autor: Sandra Miranda


Comentarios (2)add comment
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Sandra Miranda

Gracias Juan Carlos!!!! Ojalà te gusten las demàs partes
Responder
September 28, 2009
 

JUAN CARLOS

Hola Sandra..Muy excelente relato..con mucho suspenso y con la cuota necesaria de miisterios .lo que lleva a imaginarse el terror de esta joven que se siente atemorizada ante lo desconocido..Me encantó tu relato Amiga mía ¡¡¡¡
Te dejo estrellas..
Cariños..Juan Carlos..
Responder
September 24, 2009
 

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