Pienso que todas las personas que pasan por tu camino, son capítulos de tu vida. Secuencias sucedidas en años, momentos para recordar, puntos clave que se convierten en vitales e imprescindibles en tu historia. Pues bien, ¡este es mi  capítulo!
¿Cómo empezar a contar tu vida? Complicado…  ser breve y conciso sin entrar en detalles subjetivos… No sé ni cómo hacerlo… Pero en resumen comenzaré diciendo: que trabaje de camarera, no significa que lo sea.
Siempre preguntamos, y tú, ¿a qué te dedicas? Yo soy jardinero, yo soy profesor, yo soy psicólogo, yo soy taxista, yo soy churrero, yo soy peluquero, yo soy albañil, yo fontanero…  Yo…camarero.
Digamos, que hay cosas a las que te dedicas por placer, por qué es lo tuyo, lo que quieres, lo que deseas. Lo que te gusta, lo que te mueve. Otra es que necesites dinero, y tengas que trabajar y ganarte unos duros. Es una opción “fácil”. O eso pensaba.
Desde pequeña, he sido bastante torpe. Cada vez que recogía la mesa todo el mundo gritaba “¡Cuidado! ¡Ahí va Sara!” Como diciendo… ¡¡verás la que lía al llevar la sopa, pringa´ la pared o se la tira encima e hirviendo al abuelo!! Exacto…. Y una coca cola encima de un niño en el primer Restaurante donde trabajé…. Me miraba el niño, levantando un poquito el culete del asiento,  y la silla empapada de coca cola…. Con ojos de y ¿¿por qué?? ¿¿ Qué te he hecho?? Y yo gritaba para mi ¡¡Aaaaaaahhhhh ¡!!!!!!!!  Y bueno…. Unos cuantos platos más por el suelo… gente manchada… una torpeza total y absoluta… De hecho, obviamente me echaron en 3 fines de semana. No sé por qué duré tanto. Y la excusa fue:
-No necesitamos más gente. Nos bastamos de momento, ya te llamaremos si no…  -Estaban hasta arriba de trabajo y el personal no era precisamente numeroso.
-Me habéis echado por torpe…. Si lo sé, es cierto… lo entiendo. Me puedes decir la verdad que no pasa nada, ¿A qué es por eso? –Me miraba alucinada ante mis palabras.
-¡¡Noooo, noooo!! Qué va a ser por eso… No, no…  Es que vamos a coger gente que ya ha estado antes… Y ya saben cómo funciona esto… y eso …  -Tragaba saliva con cara de total circunstancia, con una media y falsa sonrisa, dudando entre serme sincera  o continuar en el intento de intentar engañarme…
No me odiaba por ser torpe, lo soy, es algo innato en mí. Me choco a veces contra una pared porque sí, me como un mueble, voy despistada por la vida, me caigo. Pero no pasa nada, me levanto. En  mi cuerpo de vez en cuando encuentro algún moratón o cardenal mágico… del cual desconozco el motivo de su existencia.
Aquel fue el primer restaurante, y he trabajado en bastantes más. No soy la mejor camarera del mundo y ni me preocupa, porque no es lo que quiero el resto de mi vida. Pero soy buena. Trato bien a los clientes, les regalo un chiste o la mejor de mis sonrisas, soy rápida y avispada. Aprendo rápido y sé, que la gente me coge cariño tras la barra.  Que algunos venían para hablar un rato conmigo, sin más, que otros, me traían un detalle si me veían con mal día. Me he sentido valorada por mi trabajo y por mi forma de ser con cada una de las personas a las que he servido detrás de la barra.
Actualmente me encuentro un poco perdida, después de dejar el último bar en el que espero trabajar. Buscando trabajo de “lo mío” sin saber del todo qué es aquello que me apropio. Sin decidir aún que quiero ser, que quiero decir qué soy. Sé quién soy, y no quiero definirme por una etiqueta, pero sí, deseo sentirme realizada y disponer de tiempo para mí, sé que tengo dones, aunque desperdigados a la deriva con aquello que no sé. Sé que llegará el momento y sé que encontraré el camino que hayo buscando con mi brújula extraviada, pero no rota por el tiempo que un día perdí junto con algunos sueños, que quedaron enclaustrados tras la barra de algún bar.