Eulalia y la ventana
Publicado en Jun 08, 2016
La vida de Eulalia transcurría junto a aquella ventana. Esa abertura era la platea de un gran escenario, el borde de un abismo al que se asomaba sin precipitarse al vacio. Al comienzo de su invalidez, le resultó angustiante, traumático, dejar transcurrir su existencia al lado de aquella ventana, pero más tarde la invadió una extraña calma, ya que aquellos vidrios enmarcados, se parecían a una suerte de mirador por donde se asomaba la vida, pero ella quedaba protegida como una flor en la tibieza de un invernadero. Finalmente terminó perdiendo todo interés por el mundo exterior; aquella ventana rectangular, de amplios cristales, le permitía intuir un mundo rugiente, dinámico, febril, también temible, amenazante, devorador.
Su ventana se hallaba situada en el primer piso a la calle; una ventana puerta, de grandes dimensiones, que daba a un balcón también amplio. Jamás traspuso la línea que la separaba del balcón: allí nacía la vida de los fisicamente aptos, y ella pertenecía al universo de los minusválidos. Le aterraba el sólo pensarlo: era muy difícil competir con los habitantes de ese mundo externo, al que temía y respetaba. Ella pertenecía al mundo de este lado de los vidrios: a través de ellos recibía la luz del sol, y las penumbras nocturnas que dibujaban fantásticas sombras, iluminadas por la luz de mercurio de la calle que lucía en la noche como un sol incandescente.
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DEMOCLES (Mago de Oz)
Diana Decunto