Paseo por las callejas de colores (III)
Publicado en Jun 17, 2016
De profundis…
...Iterum silva est....Iterum silva est....arma virumque cano.... En la catedral de Almudena apenas estuvieron unos minutos. Inmediatamente después partieron a la puerta de Toledo, ¡y qué puerta! Conmemora el reinado de Fernando VII y el paso de Napoleón por España. Fue construída en el siglo XIX para recordar las hazañas del emperador en aquel país; buenas o malas, allí están retratadas. Telémaco la miraba extasiado, los relieves inundaban sus ojos. -¡Qué maravilla por Seuz! Se oía el rumor de unos transeúntes. La vieja continuaba con su cantar latino-italiano. Una joven parisina surcó la puerta con su presencia y los ojos de Francisco se voltearon presurosamente a admirar su corta cabellera en forma de taza. -Esta puerta, caballeros, se construyó hace un par de años, unos pocos nomás. Es decir, unos años después del siglo XVII, relativamente hablando…En honor a Fernando VII, que luego a los pobres argentinos jugará una mala pasada. -Y como recuerdo de las conquistas napoleónicas- subrayó Luis enfadado. -¿Napoleónicas?- preguntó Telémaco extrañado -Sí, - interrumpió Pancho. –Napoleón sería como un Alejandro Magno pero sin temor a los dioses -¡Por Seuz! Eso debe ser peor que la Parca -Así fue, o será- dijo Luis chasqueando los dientes como si mascara alguna hierba sagrada. Chasqueó también su paragüas contra el piso. – Un cruel emperador que llegó a mentir y robar por poder, todo a gran escala. Un ego tan grande como el de Nerón. -Miré los muros de la patria mía…los miré y solo vi traición y muerte. ¡Cruel dinastía borbónica!. -Cruel dinastía borbónica…-anotaba el griego con rapidez mientras se preguntaba para sus adentros quién cuernos sería Nerón. El otro estaba mirando los relieves ciertamente hermosos. El sol le daba desde el este. Bañaba los árboles con su tibio resplandor y hacía resaltar su blanco armoniosamente. El frío no llegaba a congelar los huesos. La emoción era tal que en un arrebato de pasión Don Quevedo abrazó una columna diciendo: -¿Por qué patria mía? ¿Ya has olvidado Lepanto? ¿Ya olvidaste a Isabel? ¿Y tu generosidad sin tacha? ¡Ahora corrompida por crueles intereses monetarios! -¿Monetarios? -Monetarios, amigo ático- dijo Lucho- quiere decir económicos. Verás, -mientras se prendía un puro- venimos del siglo XVII, allí todavía se creía en el hombre. La idea de Dios mermaba pero aún parecía que el hombre era capaz de grandes hazañas. Luego pasó el tiempo y la revolución francesa infestó Europa. El endiosamiento del hombre terminó matándolo sin que lo supiera. El positivismo, las guerras de independencia, Napoleón, la era industrial, todo eso no hizo más que alienar al hombre. -¿Sin dioses? -Sin dioses para ti. Sin el dios cristiano para nosotros y con el dios de su propio ombligo. -Con el dios de su propio ombligo…-anotaba el griego -Así pasaron dos terribles guerras por Europa, heredera de tu civilización muchacho -Heredera de mi civilización… -Luego de lo cual, España quedó destrozada. Sin olvidar que antes había perdido los territorios de ultramar, ¡ah! ¡Cómo lo cantarán Machado y Unamuno! -¿Aedos? -Aedos, sí, ¡y qué aeodos!. No hay rapsodas capaces de imitarlos aún. -Pancho, no te vayas de tema. Vuelve a lo monetario. -Sí claro- pitó su cigarro Quevedo, una vez más, y continuó. -Intereses económicos poblaron el corazón del hombre al tiempo que Nietzche decretaba la muerte de Dios. -¿Nietzche? ¿Un bárbaro germano?- preguntó Telémaco. -Un bigotudo pedante que hablaba del superhombre por tener un complejo de superioridad más grande que el trasero de la virreina Carlota. -¡Francisco! ¡Qué es ese lenguaje! ¡Podrías haber dicho más grande que el Partenón multiplicado por dos! ¡Si Miguel estuviera aquí! -¡Ah, vamos! ¡Él sabe que en las comedias de Plauto este lenguaje es común! -¡Bruto! ¡Plauto es latino y no tiene nada que ver con un griego contemporáneo a la guerra de Ilión! ¡Plauto es posterior! Enojado y con voz fuerte, gritó Francisco: -¿Y qué sabes si el cancerbero no le ha soplado a sus oídos que el gran Plauto vendrá en la época arcaica ¿eh? ¿Sabelotodo?. Ah…claro…como no lo digo en endecasílabos está mal ¿no? ¡Hip! _¡Francisco! ¿Qué es eso? ¿Ron? ¡Guarda esa petaca inmediatamente. No es momento. Perdona Telémaco, hijo de Ulises. es un ataque de melancolía. -Sé bien qué es eso…hace meses que no veo a mi padre y eso me pone muy triste. Nosotros los griegos lo curamos asistiendo a la tragedia, nos purificamos. Sin embargo, en largos banquetes, la melancolía se va, acompañada de Dionisios. -¿Lo ves? El chico sabe, ¡bendito seas! -Pancho, estás algo deprimido, vamos, no llores, España se levantará. Telémaco lo observaba con curiosidad y risa. Francisco estaba frente a la columna derecha de la puerta como ido. En un rapto de amargura la volvió a abrazar sollozando. Lucho, llevó aparte a Telémaco. –Es muy sensible, sabes, pero cuando escribe o critica a los poderosos sus lágrimas se evaporan. -Parece,- dijo el chico- que así será Platón, amigo. Es uno que vendrá según dicen los navegantes de Cos. -Que así sea muchacho… …..Nadie puede saber ni sabrá la produndidad de la rosa…..cultivo una rosa blanca…rosas que vienen y van…rosas como jazmines….verde que te quiero verde…cincuenta balcones y ninguna flor….la muerte me persigue y se esconde en la rosa profunda…. Y las canciones de la viejita se evaporaron como las lágrimas de Quevedo.
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Enrique Gonzlez Matas
Me gusta esa forma de escribir que nos comunicas fecundamente en estas páginas.
Un gran abrazo.
Mercedes