Un dia mirando a traves de la ventana del tiempo vi una niña de origen humilde, feliz corriendo y sonriendo. Si, mi hermosa infancia transcurrio en un pequeño pueblito lejano. Donde cada dia nos esperaba una nueva aventura, no tenia mucho, ni tenia poco, creo que tenia lo suficiente, un hogar, una familia y lo mas importante, mis amigas, mis complices para cada travesura. Dia a dia caminabamos tres kilometros para ir a la escuela, pero no era un sacrificio, todo lo contrario lo disfrutabamos, para nosotras todo era diversion. Al llegar a la escuela esperabamos con ansias los recreos para salir a ese inmenso patio a jugar a la rayuela, martin pescador, al quemado, pizza pizzuela y mucho mas...Los dias de actos era el unico dia que ibamos con guardapolvo, nos daban chocolate caliente con una galleta gigante. Habia comedor, despues del almuerzo tocaba la campana de salida y eramos libres, para el regreso a casa la distancia era la misma, pero nosotras tardabamos el doble del tiempo; Teniamos miedo no se bien a que y nos escondiamos en los tesales, eran como laberintos. Los dias de lluvia era lo mejor, chapotear en las zanjas donde el agua corria con rapidez, como un rio que queria escapar. Las huellas de los autos dejaban el piso firme y resbaladizo, las bajadas era nuestra pista, donde soñabamos que eramos patinadoras profecional, hasta que nos caiamos y en el suelo volviamos a la realidad, empapadas y llenas de barro, con una mirada complice sonreiamos y regresabamos a nuestro hogar a esperar el dia siguiente para otra aventura comenzar...